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El Telégrafo

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Antonio Quezada Pavón

¿Qué pasa con los consultores empresariales?

27 de marzo de 2014

La consultoría para administración de negocios está en un momento crítico de perturbación de los negocios. Las soluciones que ofrecen son ahora de software y tecnología y están basadas en herramientas y modelos analíticos que se incrustan en el cliente, proveyendo una alianza dinámica muy diferente al modelo tradicional basado en proyectos. Dichos consultores tienen que desempacar sus recursos y concentrar sus ofertas usando sus activos de conocimiento duro. Han mutado de ser generalistas a un enfoque funcional; de soluciones locales a estructuras globales; de equipos de trabajo estrechamente estructurados a redes de expertos remotos.

Los clientes buscaban consultoría para clarificar su retorno en la inversión, proteger sus ingresos y participación de mercado en tiempos de recesión económica, para beneficiarse de sistemas analíticos patentados que mantengan a la firma siempre con alta tecnología en sus proyectos y les permita futuras alianzas. Si bien estos son buenos beneficios comerciales, la moderna consultoría tiene una fuerza motivadora diferente y mayor que es proveer a las empresas de una fuerte protección contra trastornos potenciales de su entorno de negocios.

El modelo disruptivo del ambiente de negocios es conocido: llegan nuevos competidores con innovadores modelos de negocios; los empresarios establecidos escogen ignorar a estos nuevos jugadores o migran a actividades que dan mejor rentabilidad; el producto perturbador, que fue alguna vez de mínima aceptación, alcanza un nivel de calidad que lo hace alcanzar la masa crítica de mercado erosionando la posición de antiguos y posicionados líderes en ese sector, creando una nueva arena competitiva. Y el trastorno es mucho más perturbador cuando lo causa un actor gubernamental que se apoya en una legislación adecuada. De cualquier manera, cada vez encontramos a competidores más sofisticados, con modelos de negocios no tradicionales que están ganando aceptación.

Es por eso que el reto de los consultores es remodelar sus activos de conocimiento para ayudar a la industria a enfrentar las perturbaciones con una profunda visión de futuro. Las firmas establecidas, tradicionalmente  han confiado que manteniendo un bajo y opaco perfil, así como con mucha agilidad, podrían mantener su liderazgo; pero estas dos ventajas han desaparecido en un ambiente de negocios cada vez más transparente, regularizado y sofisticado. Y es por eso que dichas empresas están empezando a repensar sus propios modelos de negocios, productos y servicios, que van más allá de una reingeniería de procesos.

En este ambiente, los consultores tienen que reconocer lo que dice Clayton M. Christensen en su libro La solución innovadora: “Las capacidades de una organización se transforman en sus discapacidades cuando enfrentan un trastorno”.

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