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El Telégrafo
Carolina Lanas

Proyección psicológica

13 de enero de 2018

Las últimas semanas he leído (de relancina, mas no por gusto) a personajes del Gobierno pasado criticar acciones del actual, que más parecen estar hablando “del ex” y sus funcionarios. Un dedo apuntando al frente y tres dedos señalándose a ellos mismos. Por ejemplo, el uso de niños para propaganda, entre otras decenas de acusaciones.

Aunque no soy fan de Freud, fue él quien primero puso sobre la mesa la proyección como un mecanismo de defensa. Estos mecanismos, inicialmente bautizados como “defensas del ego”, son procesos mentales inconscientes que los seres humanos utilizamos para evitar el enfrentamiento con conflictos que no somos capaces de resolver y que pueden amenazar nuestra autoestima y causarnos exceso de ansiedad.

Específicamente, la proyección psicológica consiste en atribuir nuestros propios y más indeseados defectos a terceros. Sucede, normalmente, en situaciones de conflicto, acoso y abuso. Cuando el abusador secretamente se siente vulnerable entonces sentirá la necesidad de hacer sentir vulnerable al resto. Freud afirmaba que la proyección psicológica nos ayuda a obtener seguridad cuando nos sentimos juzgados por actuar de maneras inaceptables. Es importante saber que las proyecciones normalmente las expresamos con ira e irrespeto, mientras que cuando queremos dar a alguien información valiosa siempre será expresada de manera amable.

Poco después, este mecanismo de defensa sería lo que Carl Gustav Jung (de quien sí soy fan) llamaría la “sombra”. Es esa parte de nosotros con la que nos negamos a identificarnos porque es concebida como inaceptable y negativa.

Es difícil y, a veces, aterrador enfrentarnos con nuestras sombras, pero es lo más sano. Cuando lo hacemos, dejamos de acusar a los otros de las cosas que hemos descubierto que peor nos hacen sentir sobre nosotros mismos. Nos convertimos en personas que pueden aceptar sus defectos y pedir disculpas, y podemos trabajar sobre esto. Enfrentar las sombras es la mejor manera de vivir en paz. (O)

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