Publicidad

Ecuador, 16 de Julio de 2025
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
+593 98 777 7778
El Telégrafo
Ecuado TV
Pública FM
Ecuado TV
Pública FM

Publicidad

Gustavo Pérez Ramírez

Profundizar el cambio

07 de septiembre de 2014

El programa de Gobierno 2013-2017 se denomina ‘Gobernar para profundizar el cambio’. La primera parte trata de “la transición para la gran transformación”, y en la segunda se presentan 35 sugestivas propuestas que merecen un debate sistemático.

La transición, semánticamente, es el paso “de un modo de ser o estar a otro distinto” y la transformación es una transmutación o cambio de una cosa en otra. En el enfoque de Rosa Luxemburgo, para quien existe un lazo dialéctico entre Reforma y Revolución, la diferencia no es el tiempo o el ritmo de los cambios sino su contenido y orientación.

Entiendo que la transición que propone la Revolución Ciudadana es el paso del sistema neoliberal con su economía al servicio del capital, su sociedad de privilegios, consumista y depredadora de la naturaleza, hacia la construcción de “un proceso de cambio radical para crear el socialismo del Buen Vivir o Sumak Kawsay, una sociedad incluyente, solidaria y justa que promueve la libertad basada en la justicia, la democracia, la paz y las relaciones equitativas orientadas al bien común”.

Para ello se requiere actuar no solo sobre la economía, sino sobre todo el sistema, y en particular sobre la cultura, como lo reconoce el plan, que incluso habla de una revolución cultural y ética.

Sin embargo, parecería que la prioridad es para el cambio de la matriz productiva; así aparece en el plan. En la práctica se le asignan cuatro ejes fundamentales: diversificación de la producción, referencia al valor agregado, sustitución selectiva de importaciones, una mayor productividad. Y talleres y conferencias lo popularizan.

Un plan similar es deseable para el cambio de la matriz cultural, que recoja lo mucho que se hace por la educación y la cultura. Recuerdo las palabras de la presidenta de la Asamblea, Gabriela Rivadeneira, este año, en su discurso de bienvenida al presidente Correa: “No podemos promover un cambio de la matriz productiva sin promover a la par un cambio de la matriz cultural”. Sí, “a la par”. El necesario cambio de la matriz cultural no está recibiendo el protagonismo que se le debe, a sabiendas del impacto que tiene la cultura en el cambio de la matriz productiva.

Sin aquel, este enfrentará paradigmas de pensamiento y de acción dictados por antivalores neoliberales que lo podrán llevar por caminos torcidos. Hay que forjar una nueva cultura que corresponda a las exigencias de los cambios epistemológicos que exige una democracia ciudadana.

A ello contribuye lo que hoy se denomina la ingeniería cultural, que construye o adapta una determinada cultura o unas determinadas culturas para la edificación de un proyecto concreto de tipo social que se tenga en mente o en un programa de gobierno, como lo explica Jorge Orbe. Y no solo analizar la formación histórica de una cultura específica, sino también “modelar, forjar, o reestructurar una cultura o las culturas que se considere deben ser sujeto de reingeniería, para superar las barreras que representan los quistes psicológicos incrustados en esas culturas, que impiden el desarrollo”.

Publicidad Externa