Siempre se ha dicho que los niños son la alegría del hogar y la esperanza del futuro. La historia demuestra que no es así.
Recordemos la matanza de los niños recién nacidos, realizada por Herodes, en busca de Jesús (los santos inocentes). Moisés, cuya madre se vio obligada a esconderlo en una canastilla que dejó en el río Nilo, porque el faraón había ordenado la muerte de los niños varones, hijos de los judíos.
Durante la Revolución Industrial, los niños y niñas fueron forzados a trabajar largas horas en condiciones infrahumanas, sin pagárseles salarios.
En EE.UU., a fines del siglo pasado, cerca del 50% de los niños de la raza negra y 30% de los latinoamericanos vivían en familias, cuyos ingresos no llegaban al nivel considerado como pobreza. En este mismo siglo fueron miles los niños asesinados en las dos guerras mundiales, y cientos convertidos en polvo nuclear en Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945.
En los últimos 20 años, más de 125 millones de niñas del África y Medio Oriente han sido sometidas a la práctica de la ‘ablación’ del clítoris con las terribles consecuencias de esta circuncisión.
Son millones los niños en el mundo para quienes la calle es su hogar; y niñas de tierna edad se dedican a la prostitución. Más de 4 millones de niños y niñas trabajan en nuestra América en condiciones deplorables.
Los dramas de las fugas masivas de los niños migrantes que tratan de llegar a EE.UU. sin papeles, sin acompañantes, desafiando toda clase de peligros son alarmantes. De 4.049 en 2006 a 50.000 a finales del año pasado.
El consumo y la venta de las drogas es otro de los graves problemas.
El 20 de noviembre de 1959, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración de los Derechos del Niño, la cual establece que “el niño necesita protección y cuidados especiales, tanto antes como después del nacimiento”. Demás está decir que en los países en desarrollo, solo Cuba, no obstante el bloqueo económico, cumple tal disposición. Lo que contrasta con lo que les sucede a los niños en el Medio Oriente y África.
Aunque la llamen guerra, todo el mundo sabe que es una masacre lo que ocurre en Gaza, en donde la tercera parte de los muertos a causa de los bombardeos de Israel es de niños: 469 fallecidos y 3.000 graves.
Las guerras en el Medio Oriente se extienden, lo que es muy preocupante. Como es lo que ocurre en el continente africano.
África es el continente más pobre del mundo. El de la miseria extrema y de la esclavitud. Lo que supone las condiciones infrahumanas en que viven los niños. Pero lo más aterrador es el ébola, el virus más mortal.
De ahí que, en estos momentos, es misión prioritaria luchar por la paz y por el nuevo régimen social que se avizora. Que liquide la violencia infantil y podamos vivir con dignidad, en condiciones de igualdad.