Ecuador, 06 de Mayo de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Antonio Quezada Pavón

Poliarquía: participación y oposición

11 de septiembre de 2014 - 00:00

Robert A. Dahl, denominado el decano de los científicos políticos de Norteamérica y profesor emérito de la Universidad de Yale, focalizó su investigación en la naturaleza de la democracia en las instituciones actuales, especialmente las ciudades americanas.

Entre la década de los 50 y 60, tuvo divergencias académicas con otro politólogo, C. Wright Mills, quien sostenía que el gobierno americano estaba en manos de una unitaria y democrática élite de poder. Dahl respondió que realmente hay muchas y diversas élites involucradas, que trabajan tanto en contenerse como en comprometerse mutuamente. Si esto no es democracia en el mejor sentido populista, es por lo menos poliarquía o pluralismo, concluyó. Controversialmente arguye que la Constitución americana es mucho menos democrática de lo que debería ser, dado que sus autores operaban en una posición de ‘profunda ignorancia’ acerca del futuro. Y esto solo podría ser mejorado mediante indeseables rupturas constitucionales.

En esta perspectiva, ningún país moderno alcanza la democracia ideal, que es una teoría utópica que requiere cinco criterios para lograrla: 1. Participación efectiva en la cual todos los ciudadanos tienen una adecuada e igualitaria oportunidad para formar sus preferencias y hacer preguntas sobre la agenda pública. 2. Voto igualitario en la etapa de decisión que asegura a cada uno que su juicio tendrá el mismo valor que el de los demás. 3. Conocimiento ilustrado para proporcionar amplia e igual oportunidad de descubrir y afirmar cuál selección servirá mejor a sus intereses. 4. Control sobre la agenda para que el pueblo defina los temas políticos que deben ser realmente tratados. 5. Inclusividad para que la igualdad cubra a todos los ciudadanos.

En ausencia total o parcial de estas condiciones de democracia, Dahl llama poliarquías a aquellos sistemas políticos avanzados que eligen a sus mandatarios mediante elecciones justas y libres, en las que el sufragio es incluyente, que todos los ciudadanos tienen derecho a ser elegidos, que tienen libertad de expresión, gozan de alternativas de información y autonomía de asociación. Estas instituciones son más avanzadas, pues crean múltiples centros de poder político.

Y en este pragmatismo, otros ingredientes son necesarios para conformar esta ‘democracia elitista’: un nivel relativamente alto y un incremento continuo del producto interno bruto per cápita, urbanización, decrecimiento de la población dedicada a la agricultura, diversificación ocupacional, alto nivel de alfabetización, niveles altos de indicadores de bienestar, como la salud; mayor probabilidad de vida, etc. ¿No les suena familiar lo que propone Dahl? Por supuesto, porque en la poliarquía opera una descentralización del poder, de la influencia, de la autoridad y del control en favor de una multitud de individuos, grupos, asociaciones y organizaciones; y de que ella estimula el crecimiento y desarrollo de posiciones y opiniones favorables a las ideas democráticas. Fomenta la distribución del poder y desalienta su concentración en una persona o grupo.

Tenemos que seguir con este tema.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media