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El Telégrafo
Alfredo Vera

Pinochetismo y restauración conservadora

01 de diciembre de 2015

El triunfo electoral de Macri en Argentina y el surgimiento en Chile de un grupo de allegados a la dictadura de Pinochet son los síntomas elocuentes de que estamos en presencia del más reciente resurgimiento agresivo de la restauración conservadora con el respaldo continental del poder mediático que concentran en el liderazgo de la persecución implacable contra los regímenes progresistas.

La aplicación de los golpes blandos minan con certera eficacia acciones, la fuerza que parecía iba materializando las ensoñadoras concepciones sobre la unidad de los países denominados Nuestra América o la Patria Grande que puso a temblar la hegemonía del imperio estadounidense en su versión capitalista.

Esa alerta se puso en evidencia cuando Kirchner, Chávez y Mujica se mostraron activos para formar y fortalecer los organismos de integración continental: Mercosur, Unasur y Celac, con el refuerzo político e ideológico asumido por Evo y Correa que se integran a la Alba inspirados por Fidel.

La lucha se dirimía entre el viejo capitalismo, manejado por la derecha norteamericana, y el socialismo del siglo XXI, germinado en Latinoamérica, que empezó a influir en los jóvenes movimientos de Grecia y España.

La desaparición prematura de Hugo Chávez obligó a Venezuela a vivir un proceso de emergencia que está poniendo a prueba la supervivencia de la Revolución Bolivariana, mientras Ecuador sobresalía cuando Correa no concurre a la cumbre de América realizada en Cartagena, ejemplo que iba a multiplicarse en la siguiente cumbre en Panamá, donde Estados Unidos quedaría aislado como nunca en los dos siglos precedentes: Obama tuvo que ceder y Cuba fue la niña bonita y este hecho fue el antecedente para que EE.UU. reconociera que había fracasado con su política de bloquear a Cuba y se iniciara un nuevo proceso de racionalidad en el trato al patio trasero de ellos, situación que se proyecta a la última votación del repudio universal que sufrió en la ONU donde quedó guacharito, cogido de la mano solo de Israel.

Allí implementan con fuerza la restauración y se desatan en todo el continente los golpes blandos para desequilibrar la balanza y poner contra las cuerdas a Brasil, Venezuela, Ecuador, gestar una advertencia al resto de países del continente y cosechar en Argentina el éxito de su estrategia puesta en marcha.

El pueblo argentino se olvidó de los 30 mil muertos en las dictaduras militares, de la desaparición hasta de los niños que motivaron el surgimiento de las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo; y en Chile ya están olvidando los crímenes del peor carnicero corrupto de Pinochet, que solo en el Estadio Nacional ordenó la matanza de 3 mil ciudadanos y terminó delatado de que había acumulado millones de dólares en los bancos de Suiza.

Macri ya sacó las uñas lanzándose sin descaro contra Venezuela y los allegados a Pinochet sacaron sus garras ensangrentadas con el pretexto de que se cumplen 100 años del mal momento en que vino al mundo para ensangrentar la tierra de Gabriela Mistral, de Pablo Neruda y el suscitador del socialismo latinoamericano, Salvador Allende, la víctima del juego sucio de la CIA y sus seguidores del continente. (O)

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