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El Telégrafo
Barbara Wesel

La OTAN, en coma

07 de diciembre de 2019 - 00:00

El debate sobre el fin de la OTAN es tan antiguo como la misma alianza, y desde hace 70 años, los rumores sobre su inminente defunción resultan totalmente exagerados. Al margen de esto, el presidente francés tiene razón: la OTAN sufre de muerte cerebral.

Aunque se enojen la canciller alemana y otros, Macron dijo una verdad, ya que, políticamente, la OTAN nunca fue tan débil como hoy. Una de sus mayores debilidades es el errático presidente estadounidense que, según el humor que tenga, insulta a sus socios, elogia a autócratas como el presidente turco, o el dictador norcoreano Kim Jong-un, o cuestiona la propia existencia de la OTAN.

En tiempos de la Guerra Fría, la vida era fácil para la OTAN: constituía un contrapeso al Pacto de Varsovia. Las tareas eran claras, la doctrina de la mutua disuasión, un simple modelo estratégico. Treinta años después, sin embargo, la alianza ya no encuentra nuevas respuestas a un mundo totalmente diferente. Se desliza de crisis en crisis, y de una cumbre a la otra.

Es como si se observara a un gigante antiquísimo y algo ingenuo mientras está pensando. Los tiempos de reacción parecen infinitos. Por ejemplo, ante los nuevos riesgos debidos al cambio climático, que fueron mencionados por el presidente noruego. O en vista de los peligros de una desestabilización regional por grupos terroristas en proceso de cambio.

A la OTAN le falta una especie de cúpula política, un comité que pueda realizar análisis y preparar decisiones. Un “consejo de sabios”, pensado para bosquejar ahora una hoja de ruta es solo una solución de emergencia. Y otro punto débil de esta alianza es que la obligación de lograr unanimidad se vuelve cada vez más una camisa de fuerza ante los intereses cada vez más diversos de cada vez más países miembros.

También carece de mecanismos reales de sanciones en caso de que los miembros persigan desconsideradamente intereses puramente nacionales. Pero en contra en contra del diagnóstico de Emmanuel Macron, si bien la OTAN está en coma, todavía no está muerta. Además, los amagos europeos de convertir la propia defensa en un proyecto conjunto marchan muy lentamente, y no podrán reemplazar a la alianza en un futuro inmediato. (O)

*Tomado de la DW

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