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El Telégrafo
Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

Oposición, ahora, defiende la democracia

06 de diciembre de 2014

La oposición, con sus endemoniados matices, destila odio por doquier, contra el líder de la Revolución Ciudadana, Rafael Correa Delgado, e insiste en abrir otras vías para arreciar, intensamente, ya no en el trillado tema de la libertad de expresión, sino en el de la reelección indefinida presidencial y otros cargos de elección popular. Ahora, los de la orilla opuesta, se proclaman demócratas, protectores de las funciones del Estado; asómbrese, defensores de la soberanía popular y, en este sentido, promueven consultas, más consultas y recolección de firmas -en el fondo- para entorpecer el trámite y tratamiento legítimos de las enmiendas constitucionales presentadas por Alianza PAIS.

Con el avance hacia la legalización de las enmiendas, se estremece el escenario político y sus protagonistas se arman para la feroz contienda. De un lado, la derecha reaccionaria y sus aliados, convertidos por arte de magia, en demócratas, cuando, a espaldas de sus seguidores e ignorando consultas, negociaron espacios del poder político y cuotas de cargos. Y de otro costado, la firmeza ideológica del líder del Buen Vivir, que conociendo el poder y riqueza de los enemigos, proclama que todavía hay mucho por hacer para completar el proyecto político y con ello derrotar a los enemigos, causantes de la pobreza, pero el mayor logro hasta aquí ha sido recuperar la esperanza.

La crítica altiva de la oposición, el diálogo e incluso la concertación, son los mejores instrumentos para conocer los problemas en su profundidad, descubrir yerros y plantear acertadas soluciones; pero sin tomar en cuenta a personas de escasa prestancia y oscura trayectoria política. Lamentablemente, la prensa comercial y sus articulistas alineados en la derecha, a manera de motivación, ofrecen espacio a grupos políticos fracasados y sin influencia en la ciudadanía, como es el caso de Sociedad Patriótica que, con apoyo del extinto MPD y Pachakutik, alcanzó la Presidencia de la República. Al poco tiempo, el exmilitar pactó con sus enemigos y posteriormente fue derrocado, acusado de nepotismo y corrupción. Hoy sus escasos dirigentes a nombre de la democracia piden consulta cuando ayer no lo hicieron respecto de la base de Manta y del Fondo Monetario Internacional.

En coro sin armonía, los medios privados con sus analistas se han convertido en defensores de la democracia y se oponen a la reelección indefinida. Piden a gritos detener el proceso de las enmiendas constitucionales y que nos llevan, dicen, a la ‘dictadura perpetua’. Dictadura y democracia son vocablos opuestos. Democracia es una forma de gobierno en que la soberanía reside en el pueblo. El gobernante asume el poder mediante elección o reelección. La dictadura es un sistema en el que una persona o grupo de persona ejerce el poder sin límite. El dictador es generalmente un tirano y asume el poder por golpe de Estado y no por elecciones.

La derecha política pierde espacio en Ecuador y Latinoamérica e invierte todo su poder económico y mediático por detener el proceso de cambio, sin descartar los intentos golpistas. El régimen de la Revolución Ciudadana es el resultado del pronunciamiento del pueblo en las urnas y respeta las protestas callejeras dentro del marco de las leyes. Acoge el apoyo masivo a la reelección como otro triunfo a su gestión y de advertencia a la oposición que se moviliza en el caos sin sentido y dirección.

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