Desde la última semana de septiembre hasta el primer fin de semana de octubre, durante 16 días 6 millones de personas de todo el mundo se reúnen en el Wiesn, así llamado al recinto ferial en Munich, Alemania, en este festival que es parte importante de la cultura bávara desde 1810. Pero no me voy a referir a los 7 millones de litros de cerveza que se beben esos días o a las toneladas de ‘weisswurst’ la famosa salchicha blanca que acompaña la rubia y espumosa bebida.
Más bien recordemos a Konrad Adenauer, el estadista, que fue el primer canciller de posguerra de la Alemania Occidental desde 1949 a 1963 y que guió a su país de las ruinas de la II Guerra Mundial a una productiva y próspera nación que forjó estrechas relaciones con sus antiguos enemigos: Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Durante sus 14 años en el poder, Alemania alcanzó democracia, estabilidad, respeto internacional y prosperidad económica con su ‘wirstchaftswunder’ el milagro alemán. Fue el primer líder del partido Unión Demócrata Cristiana, que fue uno de los más poderosos partidos políticos en Alemania y en el mundo.
La influencia de la Democracia Cristiana se hiso notoria en el Ecuador con la llegada en los años sesenta de la Fundación Konrad Adenauer, KAS por sus siglas en alemán, una organización política internacional basada en libertad, justicia y solidaridad, pero que consideró trasplantable en forma global su visión sobre la unión europea y su orientación hacia la economía social de mercado. Con su trabajo en Europa y en 120 países en el mundo, proponían que las personas vivan independientes, con libertad y con dignidad. En algún momento en el siglo 21 se perdió el norte de este noble propósito, especialmente en la Unión Europea, y algunos países le culpan a Alemania de su fracaso, que no supo, con sus principios y valores, cumplir con su creciente responsabilidad en el mundo.
Por lo menos dos presidentes ecuatorianos han sido fruto de la formación demócrata cristiana, alineados con la extinta Democracia Popular y la historia reciente les recuerda con fastidio, pues directamente contribuyeron a debacles económicas, políticas y sociales a inicios de los 80 y al final de los 90.
La KAS dejó el país el 31 de agosto de este año, pues no pudo o no quiso aceptar el necesario control gubernamental, como consecuencia del Decreto Presidencial Número 16 del 4 de junio de 2013, en el cual se expuso que todas las ONG deberían regirse por el Sistema Unificado de Información de las Organizaciones Sociales (SUIOS), cuyo objetivo es determinar los derechos y obligaciones de las ONG en el país.