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El Telégrafo
Víctor Mendoza Andrade

No hay plan B

11 de agosto de 2015

Con esas palabras, Ban Ki-moon, representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha difundido como fecha los primeros días de diciembre del presente año para la reunión en París del COP 21.

La Conferencia de las Partes dentro del Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) fue establecida en 1995 como responsable de mantener en su conjunto el proceso en marcha para detener las consecuencias desastrosas del calentamiento global.

La reunión convocada es la número 21 (en 25 años) y tiene como antecedente inmediato la convocatoria de septiembre de 2014, a la cual respondieron más de 600.000 personas en cerca de 2.800 eventos que se manifestaron en 166 países para la promoción de acciones para detener los efectos del cambio climático llegando a organizar la marcha más grande de la historia: 400.000 personas se reunieron en Nueva York contra el Cambio Climático, entre ellas el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el exvicepresidente de  Estados Unidos Al Gore.

Ban Ki-moon, como representante de la ONU, sobre el calentamiento global se expresó diciendo: “No todos tenemos a nuestro alcance el obrar de manera sostenible, pero quienes tenemos esa posibilidad podemos transformar el mundo. Es tiempo de actuar ahora. No hay un plan B para combatir el cambio climático porque no hay un planeta B. La reunión de  2015 brinda una oportunidad inmejorable para enmendar los estragos que en el medio ambiente ha causado la humanidad en el pasado, como son la contaminación, la progresiva escasez de recursos o la extinción de especies de flora y fauna”.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo ‘Cumbre de la Tierra’, en 1992, se estableció la Agenda 21, un ambicioso programa de acción para el desarrollo sostenible global. Sus áreas de actuación eran básicamente la lucha contra el cambio climático, la protección de la biodiversidad y la eliminación de las sustancias tóxicas emitidas.

Posteriormente, con el llamado ‘Protocolo de Kioto’ (1997), los países industrializados adquirieron compromisos concretos y establecieron un calendario de actuación. Fue sin duda un gran avance, pues se logró un acuerdo vinculante a todos los países firmantes para que durante el período de 2008 a 2012 se redujeran las emisiones de los seis gases que más potenciaban el efecto invernadero en un 5,2% con respecto a 1990.

El Protocolo de Kioto no se cumplió y se espera en este 2015, en la COP 21, que considerando el cambio climático como la causa de los mayores desastres ambientales experimentados en la última década y la mayor amenaza para las futuras generaciones, definir finalmente la agenda para el desarrollo sostenible después de 2015 y concertar un nuevo acuerdo universal sobre el control ambiental que comprometa  a todos los países cumplir con los compromisos adquiridos estableciendo un nuevo acuerdo internacional sobre el clima aplicable a todos los países, con el objetivo de mantener el aumento del calentamiento global por debajo de los 2ºC. (O)

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