El título puede resultar grotesco, pero no lo es. Porque ahora vivimos la era de las mujeres que, poco a poco, se consolida en todas las esferas sociales, académicas, políticas, económicas, ambientales y culturales. El cambio es universal.
Un síntoma: la expresión “quehaceres domésticos” (QD) es ya historia. Las mujeres -no por concesión de los hombres, sino por derechos propios- ocupan cada día nuevos espacios, en nombre de la emancipación que expresa un proceso continuo de liberación de ataduras legales, éticas y comportamentales. El trabajo doméstico -que antes caracterizó a la mitad del género humano- ha dado paso a la profesionalización global de las mujeres, que no compite con los hombres, sino que ha refrescado con humanidad el mundo violento en que vivimos.
¿Y por qué mujeres con pantalones? No solo porque la mayoría de mujeres literalmente vista como hombres, sino porque está naciendo en el sexo femenino una nueva identidad: la de mujeres, seres humanos, en pie de igualdad y oportunidades que los varones, que por mucho tiempo asumieron actitudes de dominación, prepotencia, machismo mal entendido y violencia tolerada por la sociedad.
En ese contexto el gobierno de la familia está cambiando. Los machos hoy asumen roles y funciones otrora exclusivas de las féminas: hombres y mujeres comparten las labores de casa, sin distinción de sexo. Lavar, planchar y cocinar son ahora actividades naturales. Se habla, inclusive, de la aparición de “padres maternales”. Y está bien porque los hijos traen responsabilidades compartidas. Pasó el tiempo en que los hombres eran meros proveedores materiales, y las mujeres dedicadas a los quehaceres domésticos y a reproducir hijos a millares surgir…
Que las mujeres lleven ahora pantalones tiene un significado simbólico: es el reconocimiento de la capacidad de las mujeres para liderar, producir y fomentar un nuevo “ethos” que abre escenarios no solo a ellas, sino a todos los hombres de buena voluntad para asumir desafíos compartidos contra la desigualdad, y luchar contra todas las pobrezas: económicas, morales y políticas. (O)
