Difícilmente se puede entender un proyecto político sin poner en contexto la acción de su movimiento que cohesiona bajo un mismo arco ideológico a las fuerzas que tienen el objetivo de transformar las estructuras de una sociedad. Puede resultar muy fácil pero poco coherente buscar en la organización el principio y fin de los problemas que tiene un proyecto político.
La organización debe ser comprendida desde su nacimiento; en la toma de decisiones de quienes estuvieron a cargo de esta y de quienes ahora tienen tremenda responsabilidad. Una mirada reduccionista, antihistórica, incluso oportunista, lleva a pensar la organización según las conveniencias electorales… En unos tiempos todos son la organización, todos son MPAIS y en otros no lo son; dependiendo desde dónde estén situados, hablan de que los logros electorales han sido producto del Movimiento, y en otro momento, resulta que son logros personales. De pronto, el Movimiento puede ser el todo y en otro solo una parte del proceso. Se dice en un momento que es la columna vertebral del proceso político, pero en otro, resulta ser el foco de los problemas en la formación política, en lo ideológico.
Pero la cruda realidad es que este Movimiento ha tenido todas las aperturas políticas para debatir, discutir durante estos años, incluso ese mismo comportamiento democrático lo llevó a duras dificultades en las elecciones pasadas. Se recuerda a Napoleón decir: “La victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana”. En mayo de 2014, en la Convención Nacional del Movimiento, el Presidente de este reclamaba: “Hoy más que nunca la unidad, compañeros queridos, la unidad”, también: “Gestión política, no hace falta solamente mejor marketing y más publicidad sino más partido, más organización política y más participación popular a lo interno y a lo externo del movimiento político”.
El Movimiento llegó a un límite en su diseño y había que superarlo: adecuarlo a las nuevas necesidades y realidades; tarea para nada fácil. Quienes asumieron el tremendo reto comprendían que materializar el nuevo modelo de organización exigía esfuerzos conjuntos para emprender los cambios; pero bien sabemos, como ocurre en toda organización, que los cambios pueden incomodar. Accionar lo local, lo territorial siempre será complicado en un país como el Ecuador. La lección de ese triunfo difícil de 2014 fue que el Movimiento solo se accionaba en lo nacional y con debilidades en lo local. De ese año acá las estructuras en lo local se han fortalecido, a pesar, vale insistir, de las complejidades territoriales. Gestionar políticamente una estructura con 1.121 representantes MPAIS en territorio requiere una visión integral del proyecto político; madurez y sensatez política.
El Presidente también decía: “Es claro que ha habido falta de estrategia de construcción partidaria”. Evaluando esas debilidades es que se ha podido avanzar, como nunca antes, en tener una organización más estructurada y funcionando. Pasar de un contraccionismo electoral a una expansión militante, aunque básica, pero real, que ha superado los oportunismos electorales. Todos sus militantes son responsables de las virtudes como de los defectos de su organización. El Presidente decía: “Lo que nos debe cobijar a todos: gobierno, bloque legislativo, autoridades locales y militancia es la organización política: Alianza PAIS (…) desde este primero de Mayo 2014 solo Alianza PAIS!”. Eso es lo que algunos no quieren entender y no lo entenderán: su miopía y ego protagonista-electoral los nubla… (O)