Así se definió el papa Francisco a su llegada a Cuba: “Misionero de la misericordia y de la ternura de Dios”. Por segunda vez en 3 meses el Papa visita nuestro continente: nos recuerda su grata presencia en Ecuador en julio. Sus palabras sencillas y comprometedoras nos confirman en la línea abierta por el Concilio Vaticano 2° de hace 50 años y por los documentos de las reuniones episcopales latinoamericanas a lo largo de estos: una Iglesia pobre y de los pobres.
Como en Ecuador el papa Francisco nos anima en un doble compromiso: una Iglesia renovada al servicio de los pobres y de la transformación social para que la vida humana sea más conforme al Reino de Dios. No deja de llamar la atención la visita personal del papa a Fidel Castro. Ya en su primer discurso al tocar tierra cubana pidió al presidente Raúl Castro que transmita “sus sentimientos de especial consideración y respeto” a su hermano Fidel. El Papa explicaba el sentido de su visita: “Hoy renovamos estos lazos de cooperación y amistad para que la Iglesia siga acompañando y alentando al pueblo cubano en sus esperanzas y en sus preocupaciones, con libertad y con todos los medios y espacios necesarios para llevar el anuncio del Reino hasta las periferias existenciales de la sociedad”. El Papa confirmaba el llamamiento del papa Juan Pablo 2° en su visita de 1998: “Que Cuba se abra con todas sus magníficas posibilidades al mundo y que el mundo se abra a Cuba”.
Al nivel eclesial, el papa Francisco invitaba a los obispos, sacerdotes y religiosas a ser servidores, según la palabra de Jesús: “Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos… Servir significa, en gran parte, cuidar… a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo… Dios quiere una Iglesia pobre, que se ponga al servicio de los últimos… Servir el pobre y el más pequeño es servir a Jesús… de manera superlativa”. Retomó la conocida expresión: “El que no vive para servir no sirve para vivir”. A los bautizados les recordó que “ser cristiano entraña servir la dignidad de sus hermanos, luchar por la dignidad de sus hermanos y vivir para la dignidad de sus hermanos… El horizonte de Jesús siempre es una oferta… que siempre hace que el día a día tenga sabor a eternidad”. Tuvo un gran encuentro con jóvenes donde resaltan expresiones llamativas y esperanzadoras: “En la objetividad de la vida tiene que entrar la capacidad de soñar… Asumen el reto de la dulce esperanza”. También el Papa aprovechó su paso por Cuba para alentar el proceso de paz en Colombia: “No tenemos derecho a permitirnos otro fracaso en el camino de la paz y reconciliación”.
Al continuar su viaje a Estados Unidos, el Papa encontrará a cristianos algo sorprendidos por sus palabras contra el sistema capitalista. El papa Francisco sabrá orientarlos, junto con sus pastores, para volver al mensaje de Jesús, continuar en la construcción del Reino de Dios y testimoniar de una Iglesia viva al servicio de los más desfavorecidos. (O)
