Analizar cómo se sitúa la ciudadanía universal en la política migratoria ecuatoriana a partir de la Constitución de Montecristi se torna necesario, pues aunque Ecuador es uno de los pocos países que ha adoptado una política de fronteras abiertas, a sol de hoy parecería ser que estamos experimentando un retroceso de derechos en materia de movilidad humana.

La migración se ha convertido, sin duda alguna, en una problemática social compleja. Más de 300.000 compatriotas han retornado al país, con la misma desazón e incertidumbre con la que alrededor de 450.000 venezolanos han ingresado a Ecuador en situaciones de alta vulnerabilidad y riesgo. La gran mayoría sin documentos, huyendo de la pobreza y el hambre, poniendo en juego su vida y la de sus familias.

La ciudadanía universal y la libre movilidad -conceptos integradores e incluyentes- están siendo sacrificados, o al menos vaciados de contenido. Las nuevas políticas migratorias de Ecuador representan un claro ejemplo de ello.

Hasta el pasado 25 de agosto los ciudadanos venezolanos lograron, con la cédula de ciudadanía, obtener la tarjeta andina, único requisito que facultaba su ingreso a territorio ecuatoriano. Hoy deberán obtener una visa, que tiene poco de humanitaria y nada de gratuita, acreditando ciertos requisitos a través de una solicitud que cuesta $ 50, valor equivalente al sueldo de dos años de un trabajador que gana el salario mínimo en Venezuela.

El éxodo de personas de nacionalidad venezolana responde a una crisis migratoria abierta y atípica que demanda sensibilidad extrema y el diseño e implementación de políticas migratorias flexibles e igualitarias, que los acoja, apoye y proteja, en especial a quienes enfrentan situaciones de vulnerabilidad y requieren protección prioritaria y tratamiento diferenciado (niñas(os), mujeres, adultas(os) mayores).

Los derechos humanos no tienen nacionalidad ni se pierden al cruzar una frontera, por lo que instaurar un régimen migratorio selectivo no reducirá el ingreso de venezolanos, al contrario, aumentará la migración irregular, el tráfico de inmigrantes y hasta la trata de personas. (O)