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El llamado periodismo “independiente”, ya hace tiempo, dejó de ser un servicio a la comunidad, para entregarse con horario completo a proteger sus negocios y los intereses de la oligarquía. La derecha política, en esa línea y a manera de alianza subterránea, exhibe paralelamente como bandera, la exaltación y elogio a los medios privados, prensa, radio y televisión, proclamando su decisión de defender la libertad de expresión, supuestamente amenazada por la presencia de las nuevas corrientes progresistas, de reivindicación social y anhelos de justicia, en beneficio de los grupos humanos mayoritarios, cruelmente abandonados.
Es conocido que esos medios particulares de comunicación, convertidos en poder con facultades para involucrarse en los regímenes neoliberales y asegurar beneficios económicos, han ido perdiendo hegemonía por el despertar de nuevos líderes que propugnan cambios estructurales en la administración del Estado.
Como forma de protección y por el riesgo de perder influencia en las actividades políticas y en el manejo de sus negocios, los medios particulares, asumieron la jefatura de la oposición, al no encontrar en sus filas, líderes solventes con planes alternativos en el proceso de cambio. Desataron feroz vendaval, cargado de odio, mentiras e injurias contra el líder del Buen Vivir, Rafael Correa Delgado, desde el inicio de su gobierno, socialista, siglo XXI. El líder de la revolución ciudadana, inauguró el diálogo sabatino para rendir cuenta de su gestión administrativa y sus grandiosas obras sociales, silenciadas por la prensa privada; responder a los columnistas difamadores; clarificar la distorsión de los hechos y versiones antojadizas de los conspiradores que no cesan en fomentar discordia entre las instituciones del Estado, con fines desestabilizadores. El mensaje sabatino surgió como imperativo histórico para enfrentar al monopolio informativo de la prensa privada que manejó a su antojo en función del interés político y hoy con mayor intensidad, en plena carrera desesperada de la oposición por recuperar posiciones en la justa electoral de 2017.
El enlace ciudadano no se suspende, se mantendrá con la participación del pueblo y financiamiento privado; hoy más que nunca, ese recurso informativo se requiere para transparentar la realidad del país, por los graves y dolorosos sucesos telúricos y desvirtuar la campaña sucia y difamadora, reactivada por la prensa comercial derechizada al servicio del capitalismo interno y foráneo. Solo la gente ruin se atreve a sostener que el diálogo sabatino se traduce en campaña electoral; sí, se trata, simplemente, de una rendición de cuentas del mandatario de las obras y su gestión administrativa, que suele silenciar la prensa ‘independiente’ y además, enderezar hechos deformados, constantemente, para desprestigiar al régimen del Buen Vivir y a su célebre conductor.
No hay que olvidarse que el periodismo es una actividad profesional asistida de civismo, consagrada a difundir la verdad, tratar temas que afecten a los pueblos, e indagar soluciones que favorezcan a los sectores sociales, permanentemente desprotegidos. El enlace sabatino contribuye a mejorar y mantener un cierto equilibrio en el proceso comunicacional. Es un escenario democrático, que recorre todas las regiones del país, para que los ecuatorianos formen su criterio sobre la base de versiones diferentes y ángulos distintos. Ahora, funciona ese recurso para no dejarse engañar y poder identificar a los enemigos, opuestos a la era del cambio. (O)