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Orlando Pérez, Director de El Telégrafo

Mejor política con técnicos más políticos, y al revés

06 de abril de 2014

@OrlandoPerezEC

Ventajosamente la política tiene enormes virtudes y retos. Es, quizá, una de las ciencias y ejercicios ciudadanos más complejos, plagada de muchas subjetividades, pero con incidencia en casi todas las esferas de la vida pública de las sociedades.

A algunos les apasiona tanto la política que suponen que  se puede ejercer sin estudiarla. Parece que esa etapa se va superando, porque hacer política ya no solo es hacer discursos o tareas proselitistas. Hay generaciones de estrategas políticos, de analistas políticos, de politólogos y hasta de periodistas políticos que ejercitan la política de otro modo, con otros argumentos y sustancias.

El gobierno del presidente Rafael Correa ha hecho una intensa política, y su mayor expresión son las políticas públicas. Ahí ha estado su gran política. A diferencia de lo que algunos piensan, no son las elecciones (en su totalidad ganadas) la expresión de su política porque ahí se condensa la tensión con la oposición, los medios y los ciudadanos, pero no es esa su política central o trascendente.

¿Dónde se hacen más políticos los técnicos que han hecho un inmenso trabajo a lo largo de estos años?De ahí que tiene mucho sentido (incluso para la oposición) reflexionar cuando Correa plantea cierta debilidad de su proyecto al señalar que a algunos técnicos de su gobierno les falta ser más y mejores políticos. Y al revés:  algunos políticos carecen de un ejercicio más técnico. Las preguntas entonces son: ¿dónde se hacen más políticos los técnicos que han hecho un inmenso trabajo a lo largo de estos años?, pero también, ¿dónde se van a expresar esos técnicos en sus acciones políticas?

De plano, diría una obviedad: en el ejercicio de sus funciones desarrollando otros imaginarios y hasta paradigmas para la ciudadanía. Pero fundamentalmente creo que el debate está en las características y hasta complejidades que deben constituirse para la creación de un partido político que reúna y exprese esta demanda.

La política de las políticas públicas exige un debate mucho más filosófico y doctrinario para que los técnicos asuman esos retos y para que los políticos perfeccionen sus trabajos. Y eso solo es posible en una organización política orgánica horizontal en el debate y vertical en la toma de decisiones para ampliar el campo de las posibilidades revolucionarias de cada sector y geografía.

Y no creo que sea, por ahora, solo un reto para el movimiento PAIS sino para toda la izquierda nacional, la socialdemocracia y la derecha. La política en Ecuador, como lo percibe la gente, no es solo la disputa partidaria sino para la proposición, elaboración y metodología para la aplicación de políticas públicas y resolver los problemas medulares de la ciudadanía. En la última campaña electoral se hizo manifiesto que la pérdida de algunas candidaturas de PAIS pasó por no explicar ni fomentar como plataforma de campaña el sentido profundo de esas políticas, mientras de otros lados (incluida cierta izquierda y con más fuerza la social democracia) hicieron planteamientos clientelares, demagógicos, con alianzas oportunas y oportunistas, pero sin una  pizca de verdaderas políticas públicas para la gestión municipal. ¿El ya famoso eslogan de ‘cero impuestos’ es una política para garantizar ciudadanía y derechos? Ni en Suiza, Rusia, China, Alemania, Inglaterra o EE.UU. se toman en serio esas propuestas.

Y en ese sentido adquiere peso y trascendencia histórica la denominación Revolución Ciudadana porque asume una proyección distinta y asentada en la transformación social con sujetos con derechos y obligaciones, pero también con políticos ejerciendo sus cargos y funciones con alto rigor técnico y, por supuesto, técnicos bien políticos.

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