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La prensa internacional acaba de publicar la noticia de que el presidente Macri ha repatriado parte de sus millonarios recursos depositados en algún banco del paraíso fiscal de Panamá, con lo que ya no cabe la menor duda de la clase de persona que llegó al poder con el ansia de impedir que su patria siga recorriendo el camino independentista que recorre América Latina, inspirado en el pensamiento de los próceres que promovieron la existencia de una Patria Grande, liberada de cualquier esclavitud y en la que pudieran vivir seres humanos libres, en niveles de igualdad y de equidad, fundamentados en la riqueza del talento de sus hijos y sin ninguna otra condición.
Argentina acaba de vivir un proceso fecundo en la eliminación de grandes segmentos de pobreza y transformación en la educación y en los demás servicios sociales, que permitieran el engrandecimiento de la sociedad, en un ámbito de tranquilidad, buscando el desarrollo de las familias enteras que no requieren de herencias para alcanzar la felicidad, que no consiste en manejar cuantiosos recursos, como lo hace Macri, con el usufructo de dineros moralmente ilegítimos, al que no son accesibles sectores campesinos o de trabajadores manuales, que jamás van a poder convertirse en protagonistas empresarios manipuladores de fortunas, cuyos herederos nacen, como suele decirse, en cunas de oro, mientras millones no tienen cunas.
Es indispensable que la justicia internacional intervenga para perseguir a los Macris que pululan por el mundo entero, acumulando recursos de origen dudoso, mientras las inmensas mayorías esperan la oportunidad para satisfacer la posibilidad de criar a sus descendientes en las mejores condiciones, que puedan obtener becas y procesar el desarrollo de sus talentos, para convertirse en gestores del alcance de satisfacción de todos los niveles de cultura y desarrollo de las sociedades humanas.
En nuestro país ya existen émulos de Macri que aparecen con depósitos vinculados a negocios, no solo con paraísos fiscales, sino con otros vicios, y que deben ser perseguidos e impedidos de ser calificados como candidatos a la Presidencia. No dejemos que intervengan en los asuntos del Estado, de un país que acaba de atravesar las consecuencias de un fatal terremoto, del que debemos salir con nuestro propio esfuerzo, ahuyentando a esos enriquecidos con el tráfico de recursos financieros y que deberían estar atrás de las rejas para pagar sus delitos que atrofian la conciencia de otros regímenes y gobernantes.
No es posible permitir que ese tipo de personas se conviertan en críticos de lo que se hace en nuestro país, dado que carecen de autoridad moral, pues, al igual que Macri, perdieron el derecho a intervenir en la vida pública hasta que puedan demostrar que tienen las manos limpias y la voluntad de someterse a la acción fiscalizadora de los jueces competentes.
Cualquiera de esos sujetos puede filtrarse para estar dentro del poder y esperar la oportunidad de sacar sus garras y aniquilar al Estado, dejándolo hipotecado y sin capacidad de superarse de una crisis de proporciones catastróficas, maniatado, impedido de reaccionar y dejando para la historia la hipoteca de su futuro. (O)