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Sin duda hay un segmento de la banca tradicional serrana y costeña que aún le apuesta a los viejos valores de la banca de fines del siglo XIX. Aquella causante de que Ecuador quebrara a fines del siglo XX y nos metieran a la fuerza en un sistema de dolarización con el cual salieron ganando. Banca que sueña con tener control monetario del Gobierno, controlando importaciones y exportaciones; semejante a la banca del XIX que producía su propio dinero, endeudando al Estado, chantajeándolo e imponiendo leyes a su medida. Con la dolarización quisieron controlar el poder político, controlando la liquidez monetaria del país; lo que fue un rotundo fracaso. Entre unos valores conservadores en lo moral y una práctica mercantilista, dieron como resultado un neoliberalismo enfermizo, racista, que cree que todo debe ser pagado y que la desigualdad social es por principio de origen natural. Junto a ellos, ciertos importadores que no les importa qué, cómo ni cuándo se consume, peor aún si son producidos localmente; lo que les interesa es importar sin considerar el daño a la producción nacional. Les basta con importar y vender bienes suntuarios; rápidas ganancias; y claro, hay segmentos de la clase media que se ha visto infectada con eso de no importa de dónde venga, si es más barato, mejor. Esa miopía le ha costado caro al país en todos los intentos por avanzar en una industrialización por sustitución selectiva de importaciones. Donde tenemos ventajas comparativas o simplemente por soberanía debemos producir, conservar y aumentar el empleo nacional, la producción de segmentos tecnológicos, transferencias de tecnología, preservación del bioconocimiento, etc., no lo hemos logrado con toda la fuerza por la casi estupidez de creer que la riqueza es de origen individual, que el trabajo es individual y el consumo igual. Son aquellos que quieren ser ricos, pero a la vieja usanza: que trabajen otros, se enriquezcan pocos y pronto ir a vivir de las rentas en Miami con Mickey incluido. Otro sector, ciertos industriales, de la Costa y de la Sierra, que a pesar de reivindicar la producción nacional, lo que producen no es significativo en la transformación y generación de valor agregado; que han vivido de todo tipo de subsidios, subvenciones del Estado; han querido un proteccionismo, pero sin innovar nada, sin capacitar a nadie. Sector que ni siquiera se modernizó en sus estructuras eléctricas, en sus sistemas de procesos, y peor aún invirtió en sus trabajadores. También cierto sindicalismo que vivió en concubinato con sus ‘opresores’. Buscó beneficios exclusivos, prebendas, heredar puestos, contratos colectivos inmorales por todos los lados; que calmaron su conciencia diciéndose ‘revolucionarios’ y que tuvieron presente al ‘Che’ Guevara solo el 1 de Mayo. Además, cierta clase media que no le ha importado nada el país, que su sueño ha sido negarse como ecuatorianos; que el país les dé todo, pero no dar nada a cambio, que no se van de Ecuador, simplemente, porque no los reciben en otros lados. Que quieren el ‘American Dream’, ‘American Way’, una sociedad del consumo desenfrenada, donde interesa la apariencia, las marcas, el estatus, así las deudas los ahoguen; que sueñan con que sus hijos vayan a escuelas exclusivas, diferenciadoras, que los alejen de lo más cholo, longo, montuvio, indio, mestizo de este país, porque se creen culturalmente ‘blancos’; en fin, estos son los lastres sociales para un Ecuador mejor. (O)