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Resulta maravilloso al oído escuchar frases como “vamos a erradicar la pobreza”, para que todos tengan vehículos y vivienda propia. Aunque parecen ideales justos, nobles y cristianos, ¿simplemente significa que no hemos podido comprender la realidad de la vida misma, o solo es demagogia irresponsable?
Por ejemplo, no es lo mismo miseria que pobreza, el albedrío del hombre es un derecho divino de cada persona para elegir su destino, estilo de vida, de allí que siempre han existido hermanos como Caín, hijos pródigos y desobedientes como los hermanos de José de Egipto, traidores como Judas, las tristes “ovejas negras” en la mayoría de las familias terrenales, ladrones como Barrabás y Dimas, etc.
¿Se imaginan el “país ideal”, donde todos son ricos y prósperos, todos con vehículos y casas muy cómodas, donde no hay feos ni gordos y todos son bellos, saludables, donde nadie tiene necesidades materiales ni sicológicas y todos han logrado ser Máster y PhD?
¿De dónde provendrá la mano de obra que construya las viviendas y haga el mantenimiento de los vehículos y de las casas?, ¿el servicio doméstico?, ¿los trabajadores de producción de las fábricas?, ¿a quiénes atenderán los médicos y sicólogos?, ¿cómo sería el tráfico en ese país si todos tuvieran vehículos?
Siendo realistas, debemos descontar la población que no desea conducir o tener el vehículo, los lactantes y adolescentes de hasta 18 años, y los adultos mayores de 80 años en adelante, por análisis estadístico y de marketing.
Entonces, qué ligero resulta ofrecer y prometer ideales incumplibles, soñados sí, deseables sí. Después tendríamos que ofrecer más calles para circular.
Seamos responsables, por favor, no incurramos en los engaños sociales a nuestra gente, por captar votos ahora que estamos ya viviendo la campaña electoral anticipada, debido a la incompleta regulación actual que genera dilemas éticos.
Donde algunos precandidatos evalúan entre sus opciones: me arriesgo a ser candidato sin decirlo, si hago publicidad, ¿qué me puede pasar?, que me sancionen imputándome el gasto electoral anticipado, del presupuesto asignado total, ¡ya logré lo que buscaba!, el fin justifica los medios... “Maquiavélico análisis” al que todos nos enfrentamos en determinado momento en la vida.
Si queremos mejorar la politiquería que criticamos, entonces esforcémonos por elevar el modelo y estilo de hacer política para no seguir los “sabios consejos” de los patrocinadores y asesores políticos de turno que buscan a “buenos hombres” para utilizarlos, haciendo de titiriteros al no estar ellos calificados para ser candidatos por sí mismos.