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El Telégrafo
Oswaldo Ávila Figueroa, ex docente universitario

Los disfraces en la política

25 de octubre de 2014

Los partidos y agrupaciones políticas se inauguraron como tendencias y anhelos de administrar el Estado, desde el nacimiento de la era republicana. Algunos de sus conductores obraron con lealtad a sus principios, eficiencia y honradez para servir a la patria y a los ecuatorianos; otros, acosados por la ideología del poder y ansias de riqueza, se movilizaron y siguen transitando, resistentes a perder los beneficios acumulados, fraudulentamente. Regímenes del pasado, para mantenerse, libres de oposición, repartían el botín, distribuían cuotas del poder y pagaban por el silencio de la prensa cómplice.

Cuántos se enriquecieron en el transcurso de la prolongada etapa velasquista, de mayor a menor cuantía, según la jerarquía del funcionario. Algunos aprendices del sistema, comprendieron, equivocadamente, que el empleo, fama y dinero se lograban con facilidad, incorporándose a la actividad política. Es así como, con esa ilusa imaginación, comenzaron a proliferar agrupaciones políticas, gremiales y estudiantiles, atraídas por las nocivas enseñanzas de sus antepasados, pero sin dejar de reconocer y exaltar la presencia histórica de líderes, en diversas épocas, que consideraron la preparación académica y la firmeza de un ideario como garantía para servir con lealtad a la patria y sus habitantes.

No olvidar a los mercaderes de la política, que llegaron al poder, en los últimos años, disfrutaron, y tras el engaño y la traición, fugaron o se escondieron de la acción de la justicia dejando escritas páginas de vergüenza para el país. Hoy la partidocracia se extingue, paulatinamente, pero la sobra se resiste a abandonar su modo de vida palaciega; se disfraza, usa nueva careta y pretende la resurrección con la bendición gratuita de la prensa comercial que la motiva con informaciones de apoyo y comentarios ridículos, para supuestamente fortalecer la oposición al régimen del Buen Vivir.

Los grupos políticos eliminados del mapa electoral por la falta de un mínimo respaldo popular pretenden volver a la palestra con otro membrete, pero con los mismos rostros, desgastados por los continuos fracasos electorales e inconsistencia doctrinaria.

El extinto MPD y el otrora PRE aspiran a recoger firmas suficientes para la resurrección, mientras los grupos políticos de derecha vigentes y los de reciente creación como CREO y SUMA se interesan por esa escasa población desencantada y dispersa.

Con el arribo de la Revolución Ciudadana, los dirigentes de los grupos de derecha y seudoizquierda, acostumbrados al chantaje, sucumbieron en las últimas elecciones y perdieron influencia para enfrentarse al poder político. Finalmente se eclipsaron y desaparecieron del escenario nacional. Ahora quedan como restos de la beligerante oposición, la ultraderecha representada por Nebot, Lasso y Rodas, sin una línea de acción conjunta e incoherente por la injerencia de intereses propios y extraños.

El pueblo ya no cree en las promesas de los falsarios de ayer, solo piensa en la construcción de un nuevo país, auténticamente libre y soberano.

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