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El Telégrafo
Karla Morales

Lo que retumba

19 de octubre de 2014

Londres 2012, por su amplia difusión en redes sociales, logró acercar los atletas al mundo. Ahora, ¿cuál es el principal efecto de esta llegada digital masiva? Que muchas verdades hoy están al descubierto y el tratarlas es un tema que no seguirá bajo la mesa.

En Ecuador, lo que Londres puso en evidencia es la catastrófica realidad del deportista nacional. Los medios difundieron las historias de los atletas, como herramienta para fomentar el respaldo hacia ellos. Sin embargo, sus biografías fueron también denuncias. Resulta inconcebible, como admirable, que pasen necesidades urgentes en la búsqueda de un sueño. No es digno que uno de los mejores representantes del país haya tenido que entrenar en las calles o que uno de los mejores boxeadores haya perfeccionado su talento cobrando $ 20 por ‘defender’.

La Unesco, en su Carta Internacional de Educación Física y Deporte, señala que una de las condiciones esenciales del ejercicio efectivo de los DD.HH. depende de la posibilidad brindada a todos de desarrollar y preservar libremente sus facultades físicas, intelectuales y morales, y que, en consecuencia, se debería garantizar a todos la posibilidad de acceder a la educación física y al deporte. En esto las intenciones del COE y los esfuerzos del Ministerio de Deporte no alcanzan.

El ring de boxeo, donde se lucha por poder, tiene en cada esquina a los rostros del sistema deportivo ecuatoriano. Ambos proclaman su defensa al deporte y, en el medio, los deportistas dan manotazos por sobrevivir. No se trata de pagar indumentaria y traslado a competencias, sino de implementar una política deportiva para la cual sea prioritaria el ser humano y su acceso a las herramientas y espacios que le permitan desarrollar sus capacidades.

Es indispensable hacer hincapié en las numerosas contradicciones que involucran al deporte, empezando por la poca claridad sobre el concepto de deporte profesional. Es complicado saber qué es deporte profesional y qué es deporte amateur. En principio, la delimitación es clara: el deporte profesional está vinculado a una actividad económica, el problema se presenta cuando desde los gobiernos, atendiendo a criterios como el interés general, confunden apoyo con acto de caridad ante el cual los deportistas deben rendirse. Así, se tergiversan los conceptos y se observa a las federaciones y asociaciones, por ejemplo, como entes que bien responden a intereses propios o actúan desde el paternalismo deportivo. Ambas posturas anulan al deportista. La una no brinda oportunidades o escoge a quién brindárselas y la otra se atribuye derechos sobre él.

La Constitución garantiza la protección del deporte. Sin embargo, como señalé, el deporte ecuatoriano está sobre un ring donde la pugna de poder afecta a los deportistas, quienes temen aceptar hasta la indumentaria que les corresponde porque asumen que ello significará enfilarse en la barra de quien la envíe. El país puede ser un lugar mejor si las personas, con nuestras diferencias, nos sentimos del mismo equipo. Por ahora, las peleas por poder y no el deporte son lo que retumba.

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