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El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

Licencia para el cuidado de los hijos

21 de marzo de 2016

Si algo tienen de bueno las crisis económicas es que hacen emerger los peores moralismos, hasta de las personas que se consideran progresistas. Una serie de taras sociales brotan cuando se trata de discutir temas importantes en tiempos en que parece que de lo único que se puede o se debería hablar es de dinero.

Parece que todo lo demás tiene poca importancia o son tan relativos los temas que es como insulso hablar de ellos. Si en algo el Ecuador poco ha cambiado es en la reflexión sobre lo que somos culturalmente.

Aún se siguen reproduciendo las taras más feas de un pasado lleno de mezquindad, egoísmo, quemeimportismo, racismo, entre otros males nacionales. Incluso no importa la edad, la generación a la que se pertenezca. Se llega a pensar que si son más jóvenes sus ideas serán más frescas, más avanzadas, etc., pero la realidad puede contradecir con fuerza esas creencias.

Basta observar la serie de ‘comentarios’ a propósito de una serie de reformas laborales que ya son ley. Cuando se habla de la licencia opcional para el cuidado de los hijos, se ha escuchado barbaridades. Qué por qué no se paga el salario de los meses opcionales de cuidado; que quién va a sustituir a la persona con permiso en el trabajo; que si me dan la licencia me botan del trabajo, etc., etc., etc. Uno se pregunta quiénes son esas personas y lo que evidencia es que son segmentos de la clase media, precisamente, la que más se ha beneficiado en los últimos años, que de pronto se convierte en crítica cuando se trata de sacar el máximo de provecho social; lo paradójico es que sin conocer la propuesta, emiten una serie, casi, de disparates.

Lo peor radica en que critican al Estado, defienden a grandes empresarios, las ganancias que obtienen estos a costa de aquellos. Las preguntas: ¿por qué no proponen proyectos de ley para que los empresarios ganen menos y sus empleados ganen más, sin aumentar los precios de los bienes y servicios? ¿Por qué no reclaman a sus empleadores mejores condiciones de trabajo, mejor reparto de utilidades; mayor compromiso con el país? Pues no. No reclaman, ni proponen nada. Creen ciegamente que un país funciona como una empresa privada. Es un gran avance el que ahora sea ley el que se pueda optar por una licencia o permiso sin remuneración hasta por 9 meses para el cuidado de los hijos; lo cual no implica perder el empleo; es más si por esa causa alguien es despedido, la ley considerará ese despido como “ineficaz”. Es obvio que no todos pueden o podrán acceder a ese permiso pero es bien cierto que muchos tienen la capacidad y ahora podrán hacerlo.

Durante ese tiempo las prestaciones de salud están garantizadas. ¿Dónde están los progresistas, los que luchan por la igualdad de género para defender esta ley? Pues así es la política ecuatoriana aún marcada por el oportunismo: denme todo y no doy nada a cambio.

Pereza de leer un proyecto de ley y quedarse con los argumentos de la peor prensa que tiene este país: ser valientes con un par de retuits.

El Ecuador requiere una nueva clase media de avanzada que así como demanda que tenga la decencia de aportar seriamente al futuro del país. (O)

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