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Ketty RomoLeroux G.

Las mujeres ecuatorianas

26 de marzo de 2015

Según estudios realizados por eminentes sociólogos del siglo XIX, los primeros hombres vivieron en manadas y hordas. Sus relaciones fueron muy desordenadas, no existiendo ninguna prohibición para que cada mujer se relacionara con todos los hombres, y cada hombre con todas las mujeres. De tal suerte que los hijos de unos y de otros se consideraban comunes. No son los individuos, sino grupos enteros quienes están ‘casados’ unos con otros, por lo tanto, cada hijo tenía varios padres y varias madres a la vez. El matrimonio por grupos es la característica de la familia primitiva. En esta no podía saberse con certeza cuál era el padre de la criatura, no sucediendo lo mismo con la madre, pues la maternidad indicaba con certeza el origen de los hijos. El matriarcado fue aquel período histórico en el que la madre ejerció la máxima autoridad y en cuyo alrededor giró toda la vida económica y social. Como consecuencia, las mujeres tenían la dirección del hogar, la propiedad colectiva se transmitía por su intermedio y solo se reconocía la línea femenina como la única capaz de definir el parentesco.

De donde se explica que el matriarcado solo existió en los albores de la humanidad. En el decurso histórico se fue dando al hombre una posición más importante que a la mujer dentro de la familia y la sociedad. Lo exigía el desarrollo de las condiciones materiales de la vida. El matriarcado fue sustituido progresivamente por la familia patriarcal. Y a partir de entonces la mujer, por imposición de las normas religiosas y legales, se convirtió en la esclava principal, iniciándose el más largo y cruel de los sojuzgamientos conocidos en la historia.

Las concepciones cristianas hicieron de la mujer un ser secundario y oprimido. Tanto es así, que en el Concilio Ecuménico de Macon se trató el asunto de que si tenía o no alma y si formaba parte de la humanidad. Los obispos ‘sabiamente’ decidieron que sí.

Si bien el sistema capitalista arrancó a la mujer del hogar y la incorporó a la producción, no lo hizo para emanciparla, sino para explotarla.

La lucha de la mujer por hacerse su propio espacio ha tenido un costo muy elevado. La de las ecuatorianas no ha sido la excepción. El ejercicio de la práctica real devino por efectos de la Revolución Liberal Radical, liderada por el general Eloy Alfaro a fines del siglo XIX. Unos efectos, hijos del instante político con las armas en la mano y otros se dieron durante todo el siglo XX.

Es el gobierno de la Revolución Ciudadana el que cosecha lo logrado, incluyendo el mayor porcentaje de mujeres en la vida política y creando oportunidades para su incorporación en las áreas de la salud, la educación y otras. El empleo femenino transforma las relaciones de género. Se tipificó el femicidio como delito. Se reconocen los derechos del ama de casa.

No obstante los avances sociales y de género específicamente, la violencia machista aumenta en nuestro país. En una sociedad caracterizada por la desigualdad. De ahí que la lucha femenina no puede ser vista exclusivamente desde una óptica de género. Nuestro pueblo está luchando por una nueva sociedad en la que desaparezca toda clase de discriminación.  

Aquella no será posible sin la integración de las mujeres. Se impone su educación política.

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