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El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

La socialdemocracia en crudo

19 de octubre de 2015

Lo que en principio parecía difícil que sucediera finalmente pasó: la socialdemocracia o lo que de ella queda en el Ecuador se ha destapado en todo su esplendor. La tradición socialdemócrata ha sido reducida a un oportunismo al viejo estilo de lo que bien se califica como partidocracia. De la tradición socialdemócrata no queda más que un pragmatismo oportunista que busca explotar las redes, el capital social, como se diría sociológicamente, del pasado partidista en el Ecuador. Aunque los temores del relacionamiento estaban desde el principio, creo que nadie se esperaba que fuera tan rápido el destape en todos sus intereses personales para presentarse como alternativa política.

Usufructuaron del poder político para fortalecer sus redes territoriales a merced de explotar un discurso que no termina de ser ni de izquierda ni de derecha. O precisamente es lo que buscan vender defendiendo una izquierda que es más centrista, es decir, que se ubica en los lugares precisos para transar con quien sea para potenciar un futuro electoral. La ingenuidad más grande radica en creer que la ciudadanía no es consciente de este proceder, al cual califican como traición; algo que en la cultura política ecuatoriana es visto muy mal. Vimos cómo supieron aprovechar los vacíos políticos en territorio para posicionar una agenda centrista en 2014, posicionarse como alternativa, jugar a la negociación de agendas particulares y demostrar toda una serie de valores que contradicen los principios socialdemócratas. ¿Será por eso que el líder histórico de esa tendencia política decidió salir del estudio intelectual y aupar el renacimiento del viejo partido al ver que su “heredero” tomó el capital político y simbólico para convertirse en una carta de negociación sobre la mesa de las coyunturas políticas y económicas? Ese heredero que ahora se ha presentado crudamente atacando lo que defendía con aparente altura de valores éticos y políticos. Ese mismo que defendía un socialismo democrático, pero que resulta ahora que no ha tenido nada que ver con proteger el empleo y la producción nacional sino que defiende la libre importación de bienes suntuarios; que reclama, que exige que se ponga fin a las salvaguardias y que ya mismo falta que exija que se termine con los subsidios. Que ha usado las redes para reclamar dizque dobles discursos… Eso sí, a merced de lo que las encuestas dicen. Y lo que dicen las mismas es que están por detrás incluso del ‘dictócrata’. Vergüenza total.

Ya veremos cómo avanzan públicamente en sus reales posiciones políticas demostrando la carencia de una ideología que los sitúa en el peor de los lugares del arco de las tendencias políticas.

De las mejores situaciones que trae una coyuntura compleja como la actual es ver a actores políticos en toda su talla; en toda su dimensión humana. Y que declaran: “estamos como partido para tener candidaturas propias, pero no descartamos llegar a un acuerdo con otros sectores políticos. ¿Quiénes? Pachakutik, SUMA podría ser, y algunos movimientos locales (…)”. Eso lo dice todo. (O)

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