Desde 1946 la OMS asegura que la salud “es el bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedades”. Sin embargo, el paradigma o modelo de la biomedicina continúa predominante y considera a la salud como la ausencia de enfermedad. Solo se atiende el cuerpo, individualmente considerado, para curar sus males.
Se preocupa de las patologías de la nutrición, de los problemas reproductivos, de la vida de relación neuro-músculo-esquelético, de las enfermedades producidas por virus, bacterias y parásitos transmitidos por vectores, de tumores y otros. La medicina ha tenido avances formidables, pero es solo una parte de la salud.
Este Gobierno propuso la atención médica universal y gratuita. Al fin la gente no tenía que preocuparse, además de la enfermedad, por el costo de su atención. Los servicios han mejorado en equidad, calidad y eficiencia. Como nunca se han incrementado las plazas de profesionales, sus salarios; se han incrementado los fondos de operación y, sobre todo, de inversión. Hoy hay una gran cantidad de hospitales nuevos. Todo eso está muy bien, pero, ¡por Dios!, eso no es todo.
La fascinación por los hospitales pierde la perspectiva del bienestar mental y social. La salud es la satisfacción de las necesidades humanas, como derecho. Es el Buen Vivir como óptima calidad de vida, individual, grupal y colectiva, incluye la seguridad y soberanía alimentaria, la vivienda, el abrigo, el desarrollo de los hijos, el trabajo, el cuidado del ambiente. Esto sí se hace, pero falta la coordinación interdisciplinaria, intersectorial e intercultural para que se realice localmente, en el terreno.
Incluso en la medicina es indispensable construir la Red Integral de Servicios, con referencia y contrarreferencia (para que los pacientes no vayan directamente al hospital). Falta incrementar la atención primaria de la salud, la medicina y salud familiar y comunitaria, y los principios señalados del Buen Vivir.
La promoción de la salud requiere propiciar la identidad cultural, la vida afectiva, la libertad para que crezcan los hijos como es debido, que los adultos tengan protección y seguridad, que se pueda crear en el arte y recrearse en los espacios del ocio. Que el Estado atienda con calidad los servicios generales y sociales.
Ese es el concepto integral de salud, la promoción de la vida sana y colectiva, en armonía entre los seres humanos y con la naturaleza, el sueño de una vida tranquila, austera, alejada del consumismo.
