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El Telégrafo

¿La oposición habla para sí misma?

17 de enero de 2012

Por estos días no dejo de oír aquí y allá  algo que me suena a justificación y excusa. Se trata de que el presidente Correa es el “culpable” de que se hayan acabado los partidos políticos en el Ecuador y de que no hayan líderes en este país, capaces de ser buenos contendores y con posibilidades de éxito para las próximas elecciones presidenciales de 2013.

Decir eso es como decir que en la derecha ecuatoriana no hay liderazgos porque el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot,  tiene una personalidad tan fuerte y apabullante y goza de tal credibilidad que esa circunstancia opaca a quienes aspiran a tener oportunidades políticas en esta tendencia.

Para la derecha, el problema es que, una vez comenzado el ciclo de bajada del neoliberalismo, amenazado por la crisis financiera internacional, sus partidos han comenzado a perder fuerza por sustracción de materia de su base ideológica; y solo por excepción y falta de reacción de la izquierda, han tenido oportunidad de llegar al poder, como sucedió en las pasadas elecciones españolas en que la crisis acabó con PSO.

Definitivamente no creo que el tema vaya por ahí. Algunos sectores zurdos y semizurdos que apoyaron a Alianza PAIS,  al principio, han visto la necesidad de separarse de este para buscar otros caminos que les permitan llegar a convertirse en alternativa a Correa.

Han contado con todo el espacio que les han dado los medios de comunicación que se oponen al Gobierno, porque valga decir que en ello estos han sido muy plurales, mostrando  desde el zurdo más recalcitrante hasta el ultraderechista más fanático. Dada la alta exposición que ofrecen estos medios, puede decirse que lo que un opositor dice llega a muchas personas, que se lo crean es otra cosa.

Entonces, si ese no es el problema para el surgimiento de líderes visibles, ¿cuál es?
Creo que el problema es el mensaje, ya porque no está dirigido a la gente o porque tiene el destinatario equivocado: Correa; bien porque este se centra en restar credibilidad a un gobierno con buenos resultados en ciertas áreas o porque su contenido no trae propuestas.

Y a propósito del contenido del mensaje, sea cual sea el curso que tome la contienda electoral, este seguramente se mantendrá en la izquierda, porque a la derecha ya no le queda el discurso neoliberal, máxime cuando el gobierno de Rafael Correa goza de aceptación y tiene resultados que mostrar.

Por otra parte, si su gobierno se cuida de correr riesgos innecesarios, pasará a otro nivel, ofreciendo “nuevas propuestas” que ofrezcan soluciones a lo que no ha funcionado y trascendiendo los resultados obtenidos para lograr el cambio que se ha propuesto.

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