En la Espol estamos construyendo el futuro y cambiando la historia. Cincuenta y nueve años después de su fundación, el lunes pasado se posicionó Cecilia Paredes como la primera mujer en el rectorado de esta universidad que ha tenido a nueve ilustres hombres en esa función por más de medio siglo. Y fue electa en un claustro académico en el cual, tanto docentes, alumnos y administrativos, somos todavía mayoritariamente varones, en una relación de 3 a 1.
En su discurso, la rectora habló de la nueva revolución industrial, tema que es muy oportuno, pues el crecimiento de la economía global se ha estancado; en realidad ha declinado en los últimos 50 años y, si esto sigue así, tendremos que aprender a vivir en una década sin crecimiento. Esto es aterrador, pues si la economía no crece, nuestros hijos no tendrán un mejor nivel de vida. Y lo que es peor, si la torta no crece, a cada uno le tocará pedazos más pequeños, por lo cual estaremos muy dispuestos a pelear por pedazos más grandes, lo cual creará tensiones y serios conflictos, que ya los estamos viviendo.
A través de la historia podemos ver que el crecimiento económico siempre fue alimentado por revoluciones industriales cada 50 o 60 años: la máquina de vapor en la mitad del siglo XIX; la línea de ensamble y el modelo de producción en masa al inicio del siglo XX por Henry Ford; y la primera ola de automatización en los años 70. Estas revoluciones manufactureras inyectaron crecimiento a la economía, pues incrementaron la productividad, que es la clave de este asunto.
La revolución industrial que se avecina consiste en combinar lo que ya existe de instalaciones industriales y juntarlas con las grandes innovaciones tecnológicas actuales para reinventar la forma de hacer manufactura. Esta es la cuarta revolución industrial de la que habla Cecilia Paredes. Las mayores innovaciones tecnológicas dispararán la productividad industrial a un nivel tres veces mayor al que tenemos ahora. Y en la Espol nos estamos poniendo a punto para entrar en este nuevo mundo: trabajamos en robótica, que mejorará en 20% nuestra capacidad de respuesta, en nanotecnología para darle la vuelta al uso de materiales, impresión 3D ya existe en nuestros laboratorios para apoyar la industria plástica y metálica que es necesariamente nuestro futuro, pues es la cuarta parte de todo lo que se industrializa en el mundo.
Pero lo más excitante de lo que estamos viviendo en nuestra Espol no es solo incrementar la productividad industrial, sino enseñar a nuestros alumnos a producir, más inteligentemente, productos mucho más innovadores. Es decir, producir sabiamente, escogiendo los correctos nichos de mercado para abastecerlos con una cadena de valor hecha a la medida de los nuevos consumidores. Esa es nuestra visión y el futuro que estamos construyendo para Ecuador. (O)
