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El Telégrafo
Alfredo Vera

La nata de la corrupción

09 de junio de 2015

Con el escándalo divulgado sobre los sobornos distribuidos por la FIFA para comprar la conciencia y la adhesión de las federaciones de cada país a sus manipulaciones dolosas, amañadas para imponer operaciones sucias, contrarias a los intereses del verdadero deporte, se evidencia que la corrupción, equivalente a la destrucción de la ética, la moral y la vergüenza, actúa como si fuera una nata maligna que va cubriendo a todas las sociedades del mundo.

La denuncia pública y fundamentada contra una asambleísta de las filas gubernamentales por un tráfico de influencias y el chantaje a un constructor, demuestra que esa nata cubre con su capa mantecosa y espesa a todas las sociedades, pero eso no es consuelo para que los pueblos no sientan con rabia e indignación que está asfixiando a todos con la presencia de esa tara social.

Lo importante y trascendente es que esos casos de corrupción se los castigue y no se mantengan en la impunidad, porque no se los combate y ni se los sanciona como ha sucedido con muchos anteriores regímenes, menos aún si son agnados y cognados (o parientes) de los gobernantes.

El actual Presidente, en actitud que lo honra y lo distingue, no permitió que ni su propio hermano (a quien lo bautizamos de ‘Caín’) se excluya del castigo al perder los contratos que había obtenido ilícitamente traficando influencias a espaldas del gobernante que mantuvo sus manos limpias, como se demuestra cuando ese familiar ha perdido los 10 juicios que presentó contra el Gobierno por las medidas profilácticas que adoptó a su tiempo.

No siempre las denuncias son reales, sobre todo cuando persiguen objetivos politiqueros que pretenden hacer daño al régimen, como sucedió en mi caso cuando ejercí el Ministerio de Educación y me fabricaron, entre el diputado Jaime Nebot asociado al dirigente del MPD, Juan Castelló, una calumnia para enjuiciarme en el Congreso y lograr mi destitución acusándome de haber contratado una supuesta compra de unas planchas de metal para los techos de las escuelas, documento contractual que se habría ejecutado cuando yo estaba hospitalizado en Cuba por una cirugía en la columna vertebral: el tal contrato nunca se firmó y fui víctima de una venganza del exgobernador Nebot por la denuncia que le habíamos hecho varios diputados por el llamado atraco del ‘Lleve de la Perimetral’, y por el freno que puso el ministro a los abusos de cierto magisterio politiquero que atentaba contra la educación, protagonizados por el grupo de la entonces UNE (Unión Nacional de Educadores).

La lucha contra la corrupción es compleja porque, si no hay pruebas reales, se puede caer en la calumnia infame, pero no así con los ejemplos de verdaderos atracos que hemos señalado de la FIFA y de varios gobiernos de Latinoamérica que están siendo acusados por los grupos sociales y populares con pruebas fehacientes.

El daño que hace la corrupción, como agente propiciador de la desconfianza y de la ruptura de la cohesión social, destruye la gestión de la verdadera política, aquella que conduce por buen camino a las sociedades. (O)

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