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El Telégrafo
Andrés Jaramillo Carrera

La miopía del correísmo

12 de junio de 2021 - 00:00

El bloque correísta tuvo su primera baja en la Asamblea Nacional. Francisco León, legislador del Guayas; y quien logró una curul con la camiseta de la Unidad por la Esperanza (UNES), formalizó su separación de esa alianza tras 28 días de haberse instalado el nuevo Parlamento.

Su decisión deja un fuerte mensaje político. Es una invitación abierta para que otros asambleístas se alejen del bloque con más curules del Legislativo. Además, fisura la organicidad de la UNES.

El hecho, contrario a lo que se podría pensar, no es sorpresivo. Desde los albores de la campaña electoral, en las filas de la Revolución Ciudadana se advirtió sobre lo que podía ocurrir si se permitía que cuadros no orgánicos accedan a los espacios de representación popular.

Toda una camada de figuras nuevas se coló en las listas, con el argumento de que la única forma de recuperar el poder y atraer la simpatía de los electores era con la renovación. Algunos incluso con historia en otros partidos.

No podían, entonces, sostener ese discurso ubicando en la papeleta de votación a los mismos líderes históricos que acompañaron al expresidente Rafael Correa desde 2007. Los procesos judiciales pendientes reforzaron el argumento de que sería más difícil "venderlos" en la campaña.

Además, al no contar con un partido propio, en la distribución de puestos hubo que considerar a los integrantes de Compromiso Social y Centro Democrático, que no le deben disciplina partidista al correísmo.

Todo esto avivó las pugnas internas y profundizó las divisiones. Figuras que se jugaron en el peor momento por el correísmo quedaron a la deriva. Las personas con experiencia se desentendieron de la campaña electoral, especialmente en la segunda vuelta y abandonaron a los nuevos asambleístas que tienen poca preparación en materia legislativa.

Hubo una miopía por parte de los estrategas de la Revolución Ciudadana, porque finalmente los ecuatorianos no votaron por los rostros nuevos o el capital político individual. Votaron por el expresidente Rafael Correa. Su arrastre les permitió llegar al Parlamento, aunque muchos se nieguen a aceptarlo.

Lo óptimo hubiera sido que nuevos líderes emerjan tras un proceso real de renovación. Es decir, de una formación y militancia sostenida en el tiempo. Eso no ocurrió y ahora la UNES comienza a sentir los efectos -aunque aún incipientes- de esas malas decisiones.

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