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El Telégrafo
Alfredo Vera

La lucha por la verdad

25 de febrero de 2014 - 00:00

Si la verdad hace libres a los seres humanos, la mentira los esclaviza, los envilece y los atrofia, porque pierden la ética, la moral y la credibilidad.

Pero la mentira no solo daña a quienes la utilizan, sino que, por lo general, afecta y perjudica a las víctimas de la mentira, mientras más sistemática, peores los daños que ocasiona.

Cuando Bush mintió acerca de que Irak poseía armas de destrucción masiva (que nunca se encontraron) las víctimas atroces de esa mentira fueron los iraquíes y las ciudades bombardeadas. Y el presidente gringo quedó orondo en la impunidad, con sus crímenes de lesa humanidad

Hoy, contra el pueblo hermano de Venezuela repiten, en menor escala pero con la misma perversidad, similar dosis de mentiras, contando con la complicidad del ya conocido cartel de la prensa de la derecha, que utiliza ese mecanismo como arma política para destruir personas, instituciones y procesos.

Y si a la mentira le agregan el ingrediente de la violencia, del crimen, del asesinato, está visto que el destino de la convivencia entre las sociedades corre tremendo peligro, como se está comprobando en Venezuela.

El siglo pasado, desde la Guerra Civil Española, pasando por el surgimiento del nazifascismo y la etapa de las dictaduras de Pinochet y compañía, buena parte de la humanidad sufrió los embates de la terrible combinación de la mentira con la violencia que llegaron al genocidio de pueblos enteros inocentes.

La interpretación de que Venezuela es parte de un ‘eje del mal’ por su proceso de la Revolución Bolivariana, como precursora del rescate de la soberanía y la autodeterminación, inexistentes por décadas ante la funesta resignación de que constituíamos el ‘patio trasero’ de  Estados Unidos, cuando ya sufrió un golpe de Estado en 2002 y defenestraron a Hugo Chávez, restituido de inmediato gracias a la movilización del pueblo que hoy lucha contra la mentira y la violencia. Hoy se quiere repetir esa perversa receta.

No se puede admitir la mentira ni la violencia en una sociedad que tiene un gobierno elegido democráticamente y que goza de un respaldo popular mayoritario.

Venezuela escogió el camino de la justicia social a través de los cambios revolucionarios y la participación ciudadana, que afectaron intereses de grupos argolleros oligárquicos, que no se resignan a perder los privilegios que por décadas usufructuaron.

El pueblo venezolano está luchando por el imperio de la paz, derrotando la mentira.

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