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El Telégrafo
Erika Sylva Charvet

La liga entre la derecha y la vieja cúpula sindical

10 de mayo de 2016

Este 1 de Mayo la clase obrera de América Latina se movilizó en apoyo a los procesos revolucionarios y progresistas, en contra de los golpes de Estado de las oligarquías y el imperio, y desafiando el neoliberalismo impuesto o que pretende reimponerse en la región. Hasta en EE.UU., país en el que está proscrita esta conmemoración, nuestros migrantes recuperaron esta fecha para protestar contra el discurso del odio de la dirigencia política imperial. En toda América, pues, se dejó escuchar la voz potente y orientadora de la clase obrera. Menos en Ecuador.

No solo fue por la convocatoria a la solidaridad en el territorio hecha por el Gobierno. En realidad, no tendría por qué haber contradicción entre la movilización del 1 de Mayo y la solidaridad con nuestros(as) hermanos(as), pues si un valor distingue a la clase obrera es su solidaridad. La pregunta es: ¿por qué fue el Gobierno y no la dirigencia sindical el que tuvo la iniciativa de convocar a la solidaridad en el Día del Trabajo?

De un tiempo a esta parte se ha hecho patente la hegemonía del discurso de la derecha sobre la vieja cúpula sindical. Derecha y sindicalistas rechazan el actual ‘modelo económico’. Pero, mientras la primera propone el retorno al neoliberalismo, los segundos pintan al Gobierno como neoliberal, a fin de justificar su ataque y, eventualmente, facilitar el retorno de los neoliberales. Coinciden en caracterizar al Gobierno como ‘derrochador’ (Lasso y presidenta UNE). Exigen ‘austeridad’: “tiene que ser austero…vender los dos aviones presidenciales… y cerrar la Secretaría del Buen Vivir” (Lasso); “eliminar… la Secretaría del Buen Vivir” (UGTE) y “¿por qué no vender los aviones presidenciales?” (Serrano, FUT).

Son igualmente hipócritas, pues se solidarizan de labios para afuera, pero en la práctica se oponen al aporte colectivo institucionalizado para la reconstrucción. “No es el momento de subir impuestos, es el momento de bajar impuestos” (Lasso); “…no es el momento de imponer más impuestos a un pueblo que sufre” (Colectivo de Trabajadores), silenciando el espíritu equitativo de las medidas, incluso en relación al IVA, cuya estructura de recaudación, según Oglieti y Oliva (2016), “posiblemente sea la más progresiva de la región”.

También se oponen a que el Gobierno administre los recursos para la reconstrucción: debe ser un “fondo administrado por la sociedad civil” (Lasso), y Serrano (FUT) especifica: la Cruz Roja Ecuatoriana o la Conferencia Episcopal. Y hasta armonizan con Nebot que aconseja “renegociar la deuda”, al igual que la presidenta de la UNE que propone la “renegociación o moratoria de la deuda con China y otros organismos internacionales”.

Es esta política subsidiaria de la derecha, así como la insolidaridad y el egoísmo coincidentes con la oligarquía que ha evidenciado esta cúpula sindical en esta hora difícil del país, la que explicaría ese vacío político-simbólico este 1 de Mayo, en el que la movilización obrera perdió sentido como expresión de solidaridad clasista y nacional. (O)

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