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El Telégrafo
Werner Vásquez Von Schoettler

La inaceptable intención de tutelaje

15 de diciembre de 2014

Inaceptables en todo sentido las pretensiones de ciertos diputados alemanes que pretendieron imponer su agenda de visita a nuestro país. Sorprende cómo el conservadurismo brota en quienes se declaran defensores de la democracia, la participación, la justicia, el bienestar, etc.

Aquí lo que está en juego es una pretensión de tutelaje en los temas en los que ellos se consideran moralmente superiores, cuando bien sabemos que lo que han conseguido está marcado por las relaciones de explotación de América Latina y de otras regiones del sur del planeta. No es difícil entender esas mentalidades neocoloniales encubiertas de discursos de cuidar la naturaleza cuando ya hemos visto en el pasado la misma exigencia para asegurar recursos naturales para el futuro. Nadie se opondría a escuchar las diversas voces que hay en un país, pero lo inaceptable es la intención de autocalificarse de jueces e imponer sus reglas.

No es aceptable ninguna forma de tutelaje. No es cosa menor estas intenciones porque contrarían los principios de autodeterminación, que van más allá de posiciones ideológicas, y lo que está en juego es la soberanía del país. Una cosa es la cooperación, que es útil, necesaria, y otra cosa es convertirse en actor político cuando les conviene. La respuesta del país debe ser fuerte, directa y no verse coartada por las negociaciones económicas, comerciales, que se llevan adelante con Europa.

Un proyecto político que busca la transformación de las estructuras debe posicionar repetidamente sus principios ideológicos a nivel internacional. Hay quienes podrían sentirse atemorizados de una respuesta fuerte, pero hay que recordar que esto no es nuevo; cada cierto tiempo se dan estos hechos como intentos de vulnerar intencionalmente o no las decisiones de un gobierno. América Latina tiene que definitivamente ponerle un alto a todo tipo de injerencia.

Es en esta perspectiva que la Unasur debe convertirse en un frente común activo que no debe ser tomado por las viejas prácticas burocráticas y, por el contrario, debe primar una agenda pragmática de proyectos para una integración estructural, a todo nivel; que ponga la economía al servicio de las personas, de los colectivos, de los pueblos y nacionalidades y no a favor de las corporaciones transnacionales.

Nada es coincidencia en las relaciones internacionales; hay intereses, actores, recursos movilizándose a todo nivel; por eso es necesario examinar a detalle las agendas mediáticas de fundaciones, organizaciones no gubernamentales porque la lucha contra el neoliberalismo no ha terminado; este toma diversas formas estratégicas de reproducción y una de ellas es el neoconservadurismo que busca moralizar la política; arrinconándola entre el bien y el mal; cuando de lo que se trata es de elevar la política a un nivel ético de la lucha contra la injusticia, la inequidad y la pobreza. Esas son las tareas urgentes, necesarias y permanentes de un proyecto hacia el socialismo.

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