Publicidad

Las drogas legales (las medicinas, las bebidas alcohólicas y los cigarrillos) junto con las ilegales (marihuana, cocaína y otras) constituyen en la actualidad un problema mundial del que no se encuentra a salvo ningún grupo humano, edad y nivel socioeconómico y debe ser enfrentado por el conjunto de las sociedades, dentro de las cuales tenemos nuestras responsabilidades por acción u omisión. Todos debemos formar parte del debate y soluciones en la educación preventiva sobre las drogas, y también todos debemos tener una participación activa para ayudar en su reducción y eliminación, tanto a nivel individual, institucional y social. Un lugar privilegiado en la lucha contra la drogadicción es el sistema educativo y en especial el de los 12 a 18 años. Los integrantes del centro educativo deben constituirse en una atmósfera positiva, entre los que deben destacar los profesores que tienen a cargo las diferentes asignaturas y actividades curriculares y extracurriculares.
Los ejes transversales son líneas de pensamientos y actividades que son considerados de mucha importancia y que, por tanto, deben ser practicados a lo largo del desarrollo individual y social para una mejor convivencia humana y supervivencia de la vida en el planeta Tierra. Desde el punto de vista técnico pedagógico, la educación preventiva sobre las drogas debe ser un subeje transversal de la educación, como la educación de la sexualidad y el amor, que a su vez son partes integrantes del eje de educación para la salud. Los otros grandes ejes transversales son: la educación ambiental, la educación para la formación ciudadana y la democracia y la educación para el buen vivir y la felicidad.
Todos los profesores tienen una doble responsabilidad: ética y científica. Desde el punto de vista ético, los profesores deben ser un excelente ejemplo a seguirse, como personas integrales; y, desde el punto de vista científico, reflejar el estado de la ciencia actualizada en las asignaturas y actividades que tienen bajo su responsabilidad. De acuerdo a la edad, nivel y año en que se encuentran, deben integrar los conocimientos especializados de las asignaturas que tiene a su cargo con los ejes transversales que el sistema educativo asume de la Constitución que rige los destinos del país.
El Proyecto Educativo Institucional debe incluir la problemática específica del plantel sobre el consumo del tabaco, alcohol y las otras drogas ilegales. No es suficiente aprovechar los contenidos de los programas de estudios para el análisis y reflexión de la realidad educativo y social con relación al consumo de las drogas. Implica un trabajo en equipo del profesorado sobre las posibilidades que ofrece cada área del conocimiento, exige un conjunto de actividades coordinadas y compartidas. No funciona el propósito si se hace el trabajo educativo en una forma desmotivada y mecánica. El gran reto es la elaboración de un Plan de Emergencia de Capacitación del Profesorado sobre la Educación Preventiva de las Drogas, que resuelva el problema de cómo integrar la educación sobre las drogas, pues de acuerdo con Encarna Bas Pena: “Se puede tener muy clara la necesidad de hacerlo, pero no saber cómo llevarlo a la práctica de la clase, por miedo a no actuar correctamente al no sentirse seguro a nivel conceptual y metodológico”. La formación y capacitación del profesorado en el momento actual sobre la drogadicción debe tener “claridad de conceptos y con estrategias metodológicas adecuadas que permitan una integración curricular normalizada y la mejora de la práctica educativa”. Se requiere asesoramiento científico, didáctico, seguimiento, evaluación y la decisión de hacerlo.