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En el nuevo escenario nacional e internacional las Fuerzas Armadas del Ecuador, con sus contingentes en el mar, tierra y espacio aéreo, deben dedicar un tiempo muy importante a la guerra contra el narcotráfico en todas sus modalidades y lugares, en especial en la protección de nuestras fronteras. La lucha es contra un enemigo oculto ubicado en cualquier lugar y país, que atraviesa las fronteras en múltiples formas y direcciones, introduciendo no solo las drogas, sino dinero ilegal y mercancías producto de las ventas de las drogas. Para el control del ingreso y salida de las drogas, las Fuerzas Armadas disponen de superiores sistemas de información y armamentos con relación a la Policía Nacional y, por tanto, es inexcusable su participación frontal en la lucha y guerra contra el narcotráfico.
Al reducirse al máximo las posibilidades de guerras con los países vecinos, los peligros de pérdida de la integridad territorial también dejan prácticamente de existir, lo cual conduce a un cambio del rol de las Fuerzas Armadas, cuando aparecen en el presente y se avizoran más en el futuro nuevos problemas y enemigos.
Primero, el ingreso y salida de las drogas por las aduanas y fronteras. Segundo, la distribución y la venta de las drogas en el país. Tercero, el saqueo y destrucción de nuestro patrimonio natural y cultural. Cuarto, la intoxicación mental y cultural de la población ecuatoriana a través de los diversos medios de comunicación que transmiten en términos generales pésimos programas y propaganda consumista. Quinto, el lavado de activos provenientes del narcotráfico en los sistemas financiero y productivo. Sexto, deformación y destrucción de las vidas de niños, adolescentes y adultos por el consumo de las drogas. Séptimo, la persistencia de una mala educación, por deficiente calidad de la formación y capacitación de los profesores. Octavo, existencia de la extrema pobreza y pobreza en importantes sectores de la población nacional por persistencia de problemas históricos. Por lo menos en los tres primeros problemas las Fuerzas Armadas deben tener un papel fundamental.
Un importante sector del sistema de información e inteligencia de las Fuerzas Armadas debe dedicarse exclusivamente a la lucha y guerra contra el narcotráfico con sus más honrados, inteligentes, talentosos y capacitados soldados. Es una lucha en la que está en juego la supervivencia moral y espiritual de la patria. Los servicios de información e inteligencia de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional deben funcionar por separado y con una coordinación interministerial para evitar que los dos grupos de inteligencia puedan ser infiltrados simultáneamente. No se puede aceptar por ningún motivo que la guerra contra el narcotráfico se declare perdida cuando las más importantes acciones y batallas todavía no se han dado. Es inadmisible que funcionarios públicos, y peor militares y policías, opinen en forma pesimista o derrotista sobre la guerra contra las drogas. Si la mayoría de la población ecuatoriana con sus fuerzas policiales y militares creyera que la guerra contra las drogas ya está perdida, sería una derrota estratégica y la renuncia a la sociedad del Buen Vivir.
La seguridad del entorno para la realización plena de los ciudadanos en la sociedad del Buen Vivir depende de la eficiencia y eficacia de las fuerzas de seguridad en su lucha contra el crimen organizado, la delincuencia y, en especial, el narcotráfico; lo que demanda una elevada preparación física, organizativa, técnica, ideológica y espiritual de las fuerzas de seguridad, las que deben superar concepciones de defensa y seguridad que responden a intereses extranjeros y enfocarse al servicio del Buen Vivir de todos los ecuatorianos.