Publicidad

El tema de la moral y de la ética es de fundamental importancia en la crisis de la civilización actual y repercute en todos los aspectos, en especial en las adicciones y en particular en las drogas, que acosan a las sociedades, instituciones, familias y personas.
Muchas veces se utilizan la moral y la ética como términos equivalentes, y tienen diferencias que son importantes en el tema de las drogas. La moral y la ética tratan sobre el bien. La moral se propone normar cuál es el bien o fin del hombre y los medios para alcanzarlo (la felicidad, la perfección, la libertad, el placer, la utilidad, etc.); y la moral del deber u obediencia a la ley moral. “El deber es la necesidad de cumplir una acción por respeto a la ley” (Kant).
La moral es práctica aplicada. Es una elección entre alternativas posibles. La ética ve al deber desde un punto de vista teórico. La ética considera al deber con el deber ser, con el ideal. Es central el concepto de deber en la ética y se dice ‘se debe’. La ética es más un compromiso interior, con la propia conciencia que determina a la acción, es una especie de psicología moral. La ética es un alimento espiritual de los honrados y rebeldes; en cambio, la moral es de los respetuosos de las leyes y los revolucionarios. A quienes ejercen la dominación mundial no les interesa fortalecer a la ética con relación a la moral; quieren debilitar y reducir la libertad interior, a la conciencia del correcto proceder con relación a los principios y la responsabilidad y servicio con los demás y la sociedad.
A la moral se la pretende reducir y asociar a lo utilitario, a lo pragmático, sin que necesariamente se encuentre asociada a la justicia. No es suficiente no cometer actos delictivos, inmorales o despreciables, no se debe ser cómplices o encubridores de lo que cometan los demás. Hay que dejar de ser cobardes y oportunistas que se pasan la vida esperando el momento oportuno para actuar. Los padres de familia, profesores, ciudadanos en general y servidores públicos deben ser ejemplos de personas honradas. Las personas honradas no entran en contradicción entre los principios del Buen Vivir que les dicta su conciencia y sus actos. Raúl Ferrer, hace más de tres décadas, me dio un consejo: “Si tienes que escoger entre una persona aparentemente revolucionaria o comunista y que no sea consecuente con sus principios (y Ferrer lo fue siempre), comparada con una persona honrada (cualquiera que sea su posición política o religiosa), quédate siempre con la honrada.
Como dijo el ‘Che’, en el interior de todo hombre honrado hay un revolucionario”. Una persona honrada no se puede comprar ni se vende. Hay que promover buenos ejemplos, lo positivo. La televisión, la radio y los periódicos dedican demasiado tiempo a lo negativo. Se permite impunemente una propaganda mentirosa. Se enaltece más el tener que el ser. El consumir en exceso que una conducta austera. El gastar más de lo que se tiene. Cuando los hijos incorporan el modo de vida consumista de los padres, se ha perdido la batalla en esa familia. Los niños, adolescentes, jóvenes y adultos viven un asfixiante acoso consumista y adictivo.
De acuerdo con la ley de la atracción, en términos generales, somos lo que creemos y eso sucederá. Si creo que podré, sucederá. Si creo que no conseguiré algo, eso también sucederá. Si tengo muchas dudas, la ansiedad me dominará. Si la mente y la casa se encuentran repletos, no se puede poner más, no queda espacio para pensar, movernos, crear y tener un Buen Vivir. Los ambientes y comportamientos sanos y austeros invitan al Buen Vivir. Los ambientes contaminados y deshonestos invitan a la ansiedad, a desear más, a las adicciones, a las drogas y acciones delictivas.