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El Telégrafo
Edmundo Vera Manzo

La droga como problema del Buen Vivir de todos

08 de noviembre de 2014 - 00:00

La medicina alopática occidental atiende únicamente síntomas, en el mejor de los casos a la enfermedad, pero no al enfermo. Dominada por la industria farmacológica, se queda muchas veces en una parte y no en la totalidad de la persona, se encuentra en una situación incómoda, porque generalmente no cura sino tan solo alivia.

Entramos en mayores dificultades en el tratamiento de las adicciones que exigen una visión multidisciplinaria (diversos especialistas de la medicina, la psicología y las ciencias sociales) y ver al ser humano en sus diversas dimensiones (física, emocional, intelectual y espiritual). Las ciencias de la salud se encuentran aisladas respondiendo a los criterios de la ciencia clásica preinsteniana, mecanicista, que ve al ser humano como algo tan solo biológico, para ser tratado con sustancias químicas, sin atender a la conciencia a través del dialogo y su fuerza sanadora. La situación se complica con profesionales de la salud encerrados en una escuela o teoría médica o psicológica que miran al mundo y al ser humano tan solo desde un solo lente, una sola teoría o escuela, como verdad absoluta, sin completar con las visiones de los demás. Al atenderse a un solo nivel y parte del ser humano, de nuevo reaparecen los síntomas y la enfermedad.

Se requiere urgentemente una ciencia centrada en la salud y no en la enfermedad. Que integre la nutrición, el ejercicio y lo espiritual en la formación integral de los profesionales de la salud, los pacientes y su familia. Hay que integrar a todos los que se dediquen a sanar buscando también los mecanismos de autosanación que tiene toda persona.

Si las adicciones fueran tan solo un problema toxicológico, local, no requeriría de un abordaje multidisciplinario. Si bien las adicciones son un problema crónico, “la mayoría de los médicos y el público en general los percibe como problemas agudos. Con este criterio, la adicción debiera terminar cuando la droga se elimina del cuerpo (desintoxicación) o cuando desaparece el proceso de posconsumo agudo de la droga (abstinencia). Por el contrario, el proceso adictivo subyacente persiste, y esto produce una tendencia a recidiva con un nuevo consumo activo de la droga. Las dificultades de tipo médico, social y ocupacional que habitualmente aparecen durante el curso de la adicción no desaparecen cuando el paciente ha sido desintoxicado”.

Los mayores aportes en la sanación de las adicciones vienen de la medicina tradicional china y en especial del chi-kung, que ayuda también en muchas enfermedades. El profesor Qian Xue Sen afirma: “El chi-kung es el peldaño necesario que abrirá la puerta a la ciencia humana para que alcance sus mayores logros. ¿Por qué? La terapia de chi-kung no es una terapia de medicación ni una terapia de ejercicio físico. Utiliza la conciencia del hombre para equilibrar sus funciones naturales. Afecta directamente a la conciencia, reflejando la filosofía central en la ciencia humana. Además, el concepto de equilibrio de las funciones del hombre deriva de la práctica del chi-kung. En estado mental de chi-kung (o de meditación), el hombre toma conciencia del equilibrio de sus sistemas naturales”. Wong Kiew Kit afirma que “es probable que el chi-kung, que utiliza la energía cósmica del universo y la energía vital del hombre, sea la más natural de las terapias… su propósito fundamental es asegurar que este flujo significativo de energía sea siempre equilibrado o restablecer este equilibrio si por alguna razón se viera perturbado”.

Hace falta un cambio revolucionario en el tratamiento de las adicciones y de las drogadicciones, y las acciones deben incluir a todos los centros educativos, laborales y recreativos como parte del Buen Vivir de todos.

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