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El Telégrafo
César Paz-y-Miño

La ciencia asusta

11 de mayo de 2014

El filósofo Mario Bunge dice en una de sus más recientes entrevistas que la ciencia asusta tanto a la derecha como a la izquierda, y precisa que la derecha tradicionalmente ha obstaculizado el desarrollo científico, pero que la izquierda, al asociar la técnica y su avance con los intereses de las transnacionales, piensa que la ciencia es una herramienta de esos intereses y la cuestiona. En el Ecuador, esto es evidente en el caso de la tecnología transgénica. El conocimiento sobre transgénesis no es inadecuado sino su uso en función del capital y no de los beneficios para las personas.

Bunge plantea que hacer filosofía pura, alejada de la ciencia, retrasa el pensamiento filosófico, ya que hay cuestiones de la filosofía que ya han sido resueltas por la ciencia, como el origen de la vida o la psiquis. Siguiendo su pensamiento, se podría decir que hacer ciencia fuera de la interpretación filosófica retrasa a la propia ciencia. La Teoría de la Evolución, por ejemplo, se debe entender en su verdadera dimensión dentro del problema fundamental de la filosofía: el origen del universo y del ser humano.

El pensador se refiere también a la moda determinista genética, según la cual todo está definido en los  genes y dice, con verdad, que no se puede despreciar el papel de los fenómenos epigenéticos, como el ambiente o señales genéticas modificadas por condiciones externas al propio gen. Era un dogma para la genética clásica que el gen estaba blindado contra el ambiente, pero hoy sabemos que su vínculo es innegable. Somos genes y ambiente.

Vuelve al ataque contra las pseudociencias y las supersticiones y asevera que estas tienen cabida en la actualidad por la influencia de los que Bunge llama “ineducados”. Contra este mal, se debe ilustrar en ciencia y en conocimiento crítico. No es suficiente impartir conocimientos; se debe enseñar a discutirlos. 

Estas ideas planteadas son un buen preámbulo para discutir sobre el papel de la ciencia y de los científicos en las sociedades actuales y la problemática que enfrentan. La ciencia no es neutra en su práctica, los conocimientos se los usa de acuerdo a determinados provechos. Así, no se descubre el medicamento ideal, o el combustible sano, porque no es conveniente a la organización económica actual. Por eso la función de los intelectuales en general, y de los científicos en particular, es develar la verdad y diseminarla.

La verdad crea conciencia, derechos, evidencia problemas y busca soluciones racionales equitativas y justas. Siempre será mejor hacer ciencia de denuncia.

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