No se puede calificar de otro modo a los actos irracionales y de brutalidad que el sionismo, amparado en el armazón de un Estado guerrero, ha impuesto una vez más al pueblo palestino. Barbarie porque los argumentos que esgrime para la represión son tan absurdos como la estrategia y táctica militar que aplica en las zonas ocupadas; pretendiendo de esa manera que los palestinos renuncien a sus reclamos históricos.
Para el día viernes ya llegaban a más de trecientos los muertos civiles en Palestina. Israel, guiándose por la locura dogmática del ojo por ojo, ha buscado cobrarse las vidas que, según ellos, tienen importancia versus las vidas que no tendrían valor alguno. Esa barbarie hace tiempo que devino en un holocausto sistemático y brutal; y peor aún, sostenido y apoyado por las potencias que a cada rato andan dando cátedra de democracia, participación, civilidad. Sin duda, somos testigos una vez más de la inoperancia del modelo de las Naciones Unidas; modelo caduco e inefectivo para los tiempos del siglo XXI.
Esa máquina que se pretende representar al mundo se demuestra siendo muy pesada en su burocratismo y falta de agilidad para poner un alto no solo a esta barbarie, sino a todas las que se dan en el planeta. Pero la barbarie que se comete con el pueblo palestino es quizás la mayor del mundo. Se pueden repetir todos los argumentos históricos, políticos, humanos, pero ya no parece importar nada cuando la maquinaria sionista se pone en movimiento; y es más, es inaudito que sectores latinoamericanos, aparte de guardar silencio, celebren la brutalidad israelí y de su clase política como ejemplo de lucha y perseverancia.
Se celebra la estupidez como ejemplo de valentía, inteligencia y fuerza frente a los desterrados en su propia tierra. ¿Qué calidad humana se puede reivindicar en estas acciones cuando se asesina a niños y mujeres; o cuando se les restringe el acceso al agua y a los alimentos provocando hambruna y desnutrición? Ya no importan los argumentos. Solo quedan la acciones inaceptables de una limpieza étnica centrada en un dogmatismo milenarista que reivindica la propiedad de unas tierras que no les pertenecen, sin embargo, que están dispuestos a tomarla administrando muerte al pueblo palestino.
¿Cómo se puede justificar que las ambulancias se conviertan en objetivo militar? Gaza se convirtió hace tiempo en un gran campo de concentración donde se ha puesto en escena un dispositivo de administrar la muerte a cuentagotas; acabar con una población usando las técnicas modernas y fascistas del odio racial aplicado a través de dispositivos mediáticos y electrónicos más perversos del ‘ingenio’ sionista-israelí. ¿Dónde están las acciones necesarias de la Unasur, la Celac? ya que de la OEA ya nada propositivo se puede esperar.
