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El Telégrafo
Roberto Follari (*)

Justicia opositora, nueva aberración institucional

13 de febrero de 2015

Ecuador ha soportado tanto como la Argentina la actividad abiertamente opositora de medios de comunicación hegemónicos, hipócritamente autodenominados ‘independientes’. Sin que en el país rioplatense esto haya dejado de darse a plenitud y hartazgo, ahora se le agrega la aparición de un fenómeno burdo y antirrepublicano que realmente es una novedad a nivel planetario: la aparición de una ‘justicia opositora’ que -esperablemente- finge que su ir en contra de un gobierno es sinónimo de independencia.

Es así que, en el país del Sur, un grupo de fiscales -por supuesto no se trata de toda la justicia ni nada parecido- ha llamado a... ¡una manifestación opositora! Nada menos. Los que tienen que impartir justicia salen a pedirla como si no tuvieran que ver con su conculcación. Los que debieran ser ejemplo de ecuanimidad y mesura, incursos en actitudes tendenciosas, confrontativas y de hostigamiento a la decisión electoral representada en el Ejecutivo.

El currículum de algunos de los fiscales convocantes no deja dudas: han actuado en sus causas y sentencias en contra del Gobierno repetidas veces. Además de ello, alguno ha tenido lamentables decisiones en favor de no condenar a miembros de la feroz dictadura que hubo en Argentina, otro quiso exculpar de encubrimiento a quienes -ostensiblemente- buscaron desviar la investigación de la causa por el criminal atentado contra la AMIA (asociación de etnia judía) perpetrado en tiempos del primer gobierno de Menem, uno más tiene fluidos contactos con el jefe de barrabravas de Boca Juniors.

Por supuesto los fiscales saben de política, aunque saben a la vez de su obligación de no hacerla. Por ello, disimulan la finalidad de su convocatoria bajo una débil pátina de legitimidad: ‘honrar al fiscal Nisman’, quien murió hasta ahora aparentemente por suicidio, y a quien ninguna actuación singular lleva a merecer alguna honra especial que no se le haya dispensado.

Una verdadera andanada de políticos opositores se adhiere a la marcha y estos fiscales no les han impedido asistir, con lo cual refrendan obviamente el propósito político de su llamado. Con ello, la marcha asume una actitud casi abiertamente golpista buscando convocar a todo el espectro de opositores, incluyendo a personajes como Cecilia Pando (apologista de los crímenes de la dictadura) y a Luis Barrionuevo, sindicalista autoconfeso de su robusta corrupción.

Mientras, la ‘denuncia’ hecha por Nisman contra la Presidenta es cada vez más cercana a ser considerada simplemente una denuncia falsa, y la hipótesis de intervención del Gobierno en la muerte del fiscal se cae, pues no solo no parece haber sido un asesinato, sino que, en todo caso, cualquier pista existente lleva a personajes de la oposición como sospechosos (tal el caso del auxiliar Lagomarsino que entregó el arma a Nisman, el de quien recibió un sobre de Nisman un día antes de morir y declara haberlo ‘tirado’, o el del espía Stiuso que colaboraba diariamente con Nisman y habló telefónicamente con él repetidas veces en sus últimos días).

Si la investigación no va en favor de las oposiciones, se ha buscado un camino lateral de ataque como es esta marcha del 18 de febrero. Cosas veredes... ese oposicionismo latinoamericano que se ha mostrado porfiado y agresivo en su actitud contra gobiernos legítimos y populares, no puede decirse que no haya sido original en sus propuestas. Es el caso de una justicia opositora, contradicción en sus términos que -sin embargo- estos sectores sostienen, sabiendo de la protección mediática para mantener su actitud.

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