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El Telégrafo
Ramiro Canelos Salazar - vicerrector Académico de la UIDE

Inversión y Política Industrial

09 de octubre de 2022

La Formación Bruta de Capital Fijo (FBKF) se registra como la inversión de un país, “representada por la variación de los activos fijos no financieros tanto públicos como privados, en un período de tiempo determinado” (Banco Central del Ecuador). Es, en definitiva, el motor del crecimiento económico ya que permite incrementar la capacidad productiva del país de forma permanente. En relación con el PIB la FBKF representó en el año 2000 el 19,1% llegando en 2013 a su cifra más alta con el 27,6% para disminuir severamente en 2021 al 21,2% del PIB. En su composición interna la FBKF de carácter público era del 30% en promedio y 70% la inversión privada en la década 2000-2009; durante la década 2010-2020 varió a un 45% pública y 55% inversión privada. Entre los varios factores de esta significativa disminución y mayor participación del Estado es el irresponsable e insostenible manejo de fiscal de años pasados.

Actualmente, se ha priorizado el orden fiscal debido al persistente déficit presupuestario que se arrastra durante más de una década mediante recortes en la inversión pública. Por el lado del gasto corriente, su rigidez a la baja y el alto costo político y social de recortarlo no permite tomar esa decisión económica de acuerdo con declaraciones oficiales. En resumen, la inversión que genera crecimiento económico y empleo viene perdiendo su peso relativo respecto de la producción total con evidente retroceso de la inversión privada. Bastaría mirar la cifra de riesgo país (1.730 puntos básicos a octubre) para comprender parte del problema.

A los proyectos en Ecuador hay que exigirles un 17,3% de rentabilidad adicional al retorno estimado para decidirse a invertir. Es inviable. Sin embargo, también forma parte del problema resolver algunas preguntas: ¿en qué sectores el gobierno ha definido o priorizado que se debe invertir? ¿minería, petróleo? ¿siempre iremos por la senda de la extracción? ¿No se debería pensar en una política industrial de largo plazo? La única forma de cambiar este agotado modelo de desarrollo primario exportador de baja productividad y precariedad laboral es desarrollar una política de Estado en la industria que incorpore innovación, ciencia y tecnología, para impulsar la productividad media hacia arriba de forma sostenida y que se expresará en la creación genuina de empleo formal y mejores salarios. Nos tomará varios años ver resultados por ser procesos acumulativos de conocimiento y de investigación aplicada, en dónde las universidades, la resiliencia de las empresas y el Estado con la regulación e incentivos actúen en conjunto para identificar y desarrollar capacidad endógena tecnológica e industrial. En el contexto actual donde la globalización cambió de estrategia hacia una de producción más soberana al interior de cada bloque, esta es la única vía para insertarse adecuadamente y construir la base de una sociedad más igualitaria.

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