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El Telégrafo
César Hermida

Interdisciplinariedad

17 de octubre de 2015

Tomando el concepto de disciplina como el conjunto sistemático de conocimientos coordinados y organizados hacia un fin común, con su propio modelo o paradigma, también sirve para entenderla como el conjunto de ciencias que perfilan una carrera, profesión o facultad.   En este contexto, las ciencias occidentales, y por lo tanto las disciplinas de las que forman parte, se han especializado dividiendo cada vez más la realidad, creyendo que al estudiar las partes se entendería el todo.   Pero, en la práctica, se olvidaron del todo. Por eso, la corriente del “Pensamiento complejo”, creada, desarrollada y liderada por el francés Edgar Morín, exige que no se pierda de vista el todo. Así lo propone también, desde mucho antes, el ‘Principio de correspondencia’ de la filosofía andina, en el sentido de que “Todo tiene que ver con todo”.

El reto actual es superar la multidisciplinariedad, como numerosas disciplinas juntas, en la que cada una aborda su realidad fragmentada, para pasar a una interdisciplinariedad como campo con nexos teóricos y empíricos que deben aportar nuevas realidades transdisciplinarias.

La interdisciplinariedad no es tarea fácil, pero tiene un par de instrumentos recomendables: el primero la sistematización de elementos de integralidad y el segundo el reemplazo de las dicotomías (que separan) por dualidades (que unen).   Ejemplo de sistematización es la correlación de las necesidades humanas del metabolismo, sexualidad y procreación y vida de relación, como herencia biológica animal.   Esta muestra los límites de la medicina que deja afuera lo cultural y lo social como la seguridad y soberanía alimentaria, la vida familiar y la vivienda, el trabajo productivo y creativo, la equidad, la justicia. Otro ejemplo es correlacionar el mencionado dominio de las necesidades biológicas con las culturales o subjetivas y las sociales con el rol del Estado con sus servicios generales y sociales.

El segundo instrumento es superar las dicotomías científicas occidentales propiciando las relaciones duales o complementarias ancestrales para entender que no hay cuerpo sin subjetividad, como no hay varón sin mujer, sociedad sin naturaleza, ciencia sin arte.   La inter y la transdisciplinariedad, que propician las dualidades, deben estar, en las universidades, en las direcciones de vinculación con la sociedad, como unidad coordinadora para la formación científica profesional.   No puede haber docencia sin investigación, y las dos no deben darse sin vinculación con las necesidades de la población. (O)

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