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El Telégrafo
Fredy Lobato

La influencia ruso - china y la falsa realidad virtual

08 de agosto de 2020 - 00:00

Estados Unidos tiene una elección presidencial que pondría su liderazgo mundial en jaque por primera vez. La elección de Donald Trump en 2016 evidenció (una vez más) que su sistema de votación no representa las mayorías, lo que ha beneficiado generalmente al Partido Republicano. Cuestionable además, por las denuncias de interferencia de Vladimir Putin, que se patentaron en el reciente papelón de Trump en la cadena HBO, por su nula trascendencia en temas geopolíticos ante Rusia.

Los izquierdistas en el Partido Demócrata arrinconan al moderado Joe Biden, pues critican el rol de las corporaciones antes y después de campaña; tanto en decisiones económicas como de política internacional, que suelen involucrar el intervencionismo yankee extraterritorialmente; unas veces con el consenso de Occidente; otras, para desgracia de los mismos EUA y de países invadidos o intervenidos.

En tanto, la izquierda regional no supera el debate polarizado de postguerra por la disputa hegemónica yankee-soviética. Tras la caída del Muro de Berlín, la experiencia de triunfos democráticos de gobiernos y líderes ‘progresistas’ en Latinoamérica, dejó una sazón de corruptela, mesianismo, populismo, violaciones a derechos humanos, poca libertad, democracia y gobernabilidad. Igual o peor que las dictaduras y regímenes de derecha. En la subregión, ambas ideologías han tenido poca capacidad de autocrítica o de reinventarse para revalorizar la democracia y repensar en un equilibrio regional ante la hegemonía emergente china.

Putin invierte millones en una maquinaria informativa enfocada en la decadencia del sistema gringo y de Occidente. Russia Today y múltiples medios digitales, que involucran el submundo de las fake news, aplican la estrategia que antaño usó EUA con Hollywood, la CNN y la CIA contra comunistas y musulmanes. Pero la tortilla ahora se viró. Rusia posiciona gobiernos y líderes estilo socialismo del siglo XXI, fieles a dogmas poco democráticos, mesiánicos y corruptos. La disyuntiva es: ¿optamos por un modelo con pocas libertades como en China o Rusia, pero también superaremos la democracia gobernada por las corporaciones? (O)

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