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Eso es lo que vemos al haberse rebajado a la justicia a la pura formalidad. No pretendo comprender el origen de esa amnistía en paquete otorgada por una mayoría legislativa, que habría servido de confortable refugio tanto a Hitler como a Pol-Pot; pero si pretendo llegar con mi voz de mujer luchadora, sin miedo ni precio, a quienes vivimos la jornada de octubre entre gritos, sobresaltos, disparos, miedo y un fallido golpe de Estado.
Lo ejecutado por la Asamblea Nacional es producto de la clásica componenda entre Legislativo y Ejecutivo o viceversa; nada fuera de lo que ya conocemos en nuestra manoseada democracia con mayorías móviles e independientes que se venden al mejor postor. Esta amnistía resulta ser impunidad a cambio de la estabilidad para otros; pero nada, nada para los ciudadanos.
Quiero llamar la atención a todos los responsables de este repudiable hecho, a nadie se le oculta que la plena aplicación de esta resolución quedará grabada en el sentir de cada ecuatoriano burlado y dejarán sin cerrar tan triste herida porque se trata de perdón y olvido para unos pero cárcel para otros, principalmente para los policías procesados por octubre, y nula reparación para la mujeres policías abusadas.
Lo actuado por la Asamblea Nacional no se resuelve con una acción de protección como equivocada y apresuradamente lo han anunciado, es obvio que quienes lo dicen ignoran o desconocen el derecho; la vía adecuada es la acción de inconstitucionalidad pero ese trayecto durará mucho tiempo; y justicia que tarda no es justicia.
La imperfecta Constitución, fue hecha a medida de quienes hoy la aprovechan de manera inmoral para sus intereses y los de su grupo; pero el Pueblo sentenciará en las urnas a los politiqueros que tranzan por debajo y también sabrá castigar a quienes solo pretenden buitrear de este momento para insistir en el caos y odio. El país no come cuento, los ciudadanos queremos esperanza, trabajo y prosperidad.