Han pasado 44 años desde que la ONU, en 1975, proclamara el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, invitando a los Estados del mundo a garantizar los derechos feministas. Es en este día en que las mujeres nos unimos para reivindicar la igualdad, tanto en oportunidades como en derechos.
Es que hablar de igualdad constituye una forma diferente de entender el mundo, las relaciones de poder, las estructuras sociales y por supuesto las relaciones de personas de uno y otro sexo. Por ello cada 8 de marzo las mujeres en general y los movimientos feministas en particular buscamos preconizar nuestra lucha cuestionando las estructuras sociales vigentes y poniendo en entredicho los valores y prácticas del sistema patriarcal.
En Ecuador, hoy las mujeres conmemoramos nuestro día con una huelga feminista para decir ‘basta’ a la violencia machista que causó la muerte de 11 mujeres en tan solo dos meses y de más de 600 en cuatro años, la mayoría de ellas a manos de sus parejas o exparejas; a la violencia sexual que alienta a los hombres a creer que tienen el derecho a abusar de nuestro cuerpo y sexualidad desde que somos niñas, derivando en que 11 mujeres sean violadas a diario y que 40 niñas menores de 14 años den a luz cada semana, la gran mayoría víctimas de incesto.
Protestaremos, también, por el trabajo no remunerado que recae, mayoritariamente, en nosotras y que va desde cuidados de niños o adultos de avanzada edad hasta las tareas del hogar; por la estabilidad e igualdad salarial entre hombres y mujeres. Asimismo, exigiremos el acceso irrestricto a la salud y a una educación de calidad con perspectiva de género.
Hoy paramos porque nuestras vidas siguen marcadas por la desigualdad, la violencia, la precariedad y porque en el trasfondo de nuestra sociedad permanece, fuertemente atrincherado, un pensamiento de corte patriarcal que impide que logremos cambiar aquellos patrones socioculturales discriminatorios que terminan por subordinarnos. (O)
*Presidenta del Consejo de Protección de Derechos de Quito
