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El Telégrafo
Luis Rosero

¿Grexit?

13 de julio de 2015

El No de la mayoría del pueblo griego, en el referéndum, significa el rechazo a la política de austeridad y de ajuste impuesta por la ‘troika’ (BCE, CE y FMI) que, pese a dos rescates y préstamos, no han permitido mejorar a la economía y causó una crisis humanitaria por el aumento de impuestos, recortes de gasto social, disminución del empleo público, rebaja de pensiones, privatizaciones, etc. La situación financiera está en un punto álgido con el retiro de depósitos, un corralito (feriado y congelamiento bancario) y control de capitales (salida de divisas) que ha agravado las consecuencias sociales para los más vulnerables (pobres y jubilados).

El gobierno de Syriza  abandonó las negociaciones del segundo rescate que le iban a permitir acceder a un tramo del crédito porque significaba más austeridad y mayores impuestos e implicaba aumentar la crisis humanitaria. Esta política después de  cinco años de ajuste no ha dado resultado. El propio FMI reconoció que la deuda es insostenible, requiere una reducción y que aún necesita 51.900 millones de financiamiento.

Esta declaración le da la razón a Tsipras, que solicitaba una reestructuración de la deuda y una política de austeridad que no siga afectando al crecimiento y agravando la crisis humanitaria. Como dijimos en el primer artículo sobre la tragedia griega (julio 2011) hay un problema de solvencia. En el siguiente artículo de esta tragedia (febrero 2012), señalamos “acepta el nuevo rescate, necesario para pagar deuda, o quiebra. Lo primero implica más recesión y menos desequilibrios, pero a costa de más sacrificios del pueblo griego y por eso las protestas. Lo segundo es la salida de la UE y recuperar la soberanía económica...”. Ahora la situación se ha agravado, pues tiene dificultades de liquidez.

Dada la fuga de depósitos, Grecia ha podido mantenerse a flote todavía gracias al financiamiento extraordinario por parte del BCE permitiendo cubrir retiro de cajeros (hasta 60 euros), pagar a jubilados y turistas. Hace recordar la situación que vivió Chipre, miembro de la UE, que se vio obligado, para aceptar el paquete de rescate y frenar la salida de capital, a aplicar un feriado y congelamiento bancario, que le permitió cubrir el bache, pero a costa de una fuerte austeridad y crisis social.

La situación económica y financiera griega es insostenible. No pudo pagar al FMI. Por ello, Tsipras presentó una propuesta y solicitó un tercer rescate para obtener nuevos recursos, pero a cambio ha aceptado incrementos del IVA, mayor impuesto a alquileres y sociedades, aumento de edad de jubilación, alza de contribuciones de pensionistas al sistema sanitario, reforma laboral, privatización y lucha contra la corrupción. El Gobierno está entre la espada y la pared, que podría llevar a Grexit (salida de la UE y del euro) si no se aprueba su propuesta. La UE tendrá que tomar en cuenta el No, el efecto contagio sobre los países que recibieron rescates, aceptar la reestructuración de la deuda que permita a Grecia retomar su crecimiento, aliviar la crisis humanitaria y pagar la deuda. (O)

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