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Grecia ha sufrido una serie de agresiones a lo largo de su historia. Persas, romanos y otomanos la invadieron. Un recordatorio -tanto de los ataques recibidos como de la voluntad de sobrevivirlos- es el Partenón, que pese a todas sus vicisitudes continúa presidiendo la vida de Atenas como lo hacía desde los tiempos de Pericles.
Aunque el pueblo griego está orgulloso de sus mitos e historia, su preocupación inmediata es la grave crisis que ha obligado a su joven gobierno -heredero de errores ajenos- a doblegar prácticamente su soberanía a la ‘troika’ integrada por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
Para los analistas griegos, la deuda es la manifestación, mas no la causa. La crisis misma la atribuyen a la ineficiencia de gobiernos anteriores que condujeron al país a un endeudamiento irresponsable, sacando -además- ventajas económicas y políticas debido a su corrupción. Como ejemplo, los oscuros negocios de varios gobiernos con multinacionales, como Siemens, Golden Sachs y otras. O el oneroso presupuesto de la Olimpiada de 2004, inflado postizamente para beneficio de las autoridades del momento. La situación griega se había complicado ya desde su ingreso a la Comunidad Europea, por ser la suya una economía periférica, con menores índices de productividad comparativa. Por ello las periódicas crisis que sacuden al sistema capitalista mundial azotaron con mayor fuerza a este país.
El Eurogrupo agudizó hace poco sus ya duros condicionamientos ante la petición del gobierno de Tsipras de 2 mil millones de euros adicionales por ser Grecia una de las primeras puertas de acceso a Europa por parte de las oleadas de refugiados.
El mandatario griego argumenta que nuevas medidas de austeridad provocarían un rechazo en el conglomerado social, que haría crecer movimientos como el neonazi Amanecer Dorado.
Sin embargo, la ‘troika’ exige más. Insiste en que se efectivicen la rebaja de pensiones y los desahucios a los deudores de viviendas, entre otras medidas. El plazo fijado para comprobar si Grecia ha cumplido es enero de 2016. Según los resultados se entregarán o no nuevos desembolsos, que estarían destinados, sobre todo, a capitalizar la banca privada y pagar el armamento adquirido a Francia y Alemania, que pesa exageradamente sobre el presupuesto griego desde hace décadas.
La respuesta popular se hizo presente con la huelga general de 24 horas del 12 de noviembre. La confederación de sindicatos del sector privado y la pública protestaron ante lo que consideran “el papel del gobierno en la gestión y redistribución de la pobreza”. Un punto álgido -además- es el de la seguridad social, cuyo derrumbe es temido ante las exigencias de los acreedores. Sin embargo, los ciudadanos recalcan que el paro no estuvo dirigido contra Tsipras, sino más bien para apoyar su posición frente a los acreedores externos.
El cumplimiento del paro fue de grandes magnitudes, considerando la presión patronal y el temor al desempleo. El pueblo griego sobrevivirá a los nuevos bárbaros. (O)