Gracias, humanidad, es la respuesta que tenemos que rendir a todos los pueblos del mundo que se han solidarizado con nuestro país por el terremoto que nos ha afectado y que ha impactado a otros pueblos que han tenido similares situaciones.
Gracias, humanidad, es el efecto que tenemos que brindar a la colectividad internacional para que sepan que somos recíprocos cuando hemos recibido algún tipo de compromiso de ayuda de la sociedad universal. Gracias, humanidad, significa responder con gratitud a quienes nos están ayudando de forma tan generosa.
Gracias, humanidad, es la enseñanza que debemos generar para los niños, los jóvenes y los adultos que de alguna manera pueden contribuir al bienestar humano, para las presentes y futuras generaciones, para que aprendan a ser consecuentes y gratos con quienes nos ayudan.
Los expertos calculan que la cantidad de muertos, heridos, desaparecidos y los daños materiales que ha producido el terremoto son incontables, de ello no depende la gravedad de las consecuencias para nuestro presente y futuro pero, en cambio, estimula la conciencia de que debemos aprender a ser consecuentes con los pueblos que sufren tragedias similares. Vamos a tener un alto costo para recuperar los bienes materiales y una gran dosis de solidaridad para quienes han perdido algún ser querido que es un daño irreversible, pero en ambas circunstancias toca unirnos como pueblo, como sociedad, para fortalecer el espíritu de todos, por los daños ocurridos por este terremoto considerado el de mayor envergadura de los que nos han afectado en el país a través de toda su historia.
Fenómenos como estos solo se miden por la tragedia en sí misma y no por el número de muertos o desaparecidos o daños materiales que nunca se sabrá a cuánto ascienden: pero, en cambio, han servido para levantar el espíritu de solidaridad ilimitada de los propios ecuatorianos de dentro y fuera de la patria y que nos impulsan a decir: gracias, humanidad.
La capacidad de recuperación material no tiene nombre y apellido ni nacionalidad, pero la solidaridad con las víctimas de esta tragedia es un ejemplo que las futuras generaciones recordarán para toda la historia, es una lección que debe irradiarse sin límites como ejemplo de conciencia humana, de a cuánto llega el espíritu solidario que caracteriza a los seres humanos.
Nunca habremos de terminar de decirle a todos los pueblos que nos han ayudado y a nuestros propios hermanos: gracias, humanidad. (O)
