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El Telégrafo
Roberto Follari (*)

Golpismo ‘de izquierda’

28 de agosto de 2015

Sí, los ha habido. Golpistas de izquierda en Latinoamérica. Buen ejemplo es el Partido Comunista de la Argentina en 1955. Otras agrupaciones que se pretenden de izquierda hicieron lo mismo en esa ocasión. Se unieron con la jerarquía de la Iglesia, las clases medias y altas más parte de los militares, contra el gobierno popular de Perón. Del lado de este estaban los obreros, los campesinos no propietarios, los pobres en general; un sector de empresarios, y uno de las Fuerzas Armadas. El presidente prefirió evitar el enfrentamiento, y el golpe triunfó. Sobrevino una dictadura de derecha, represiva y retaliadora. Las izquierdas no fueron convocadas a ser parte del nuevo gobierno; por el contrario, al tiempo fueron también reprimidas.

En Argentina, la clase obrera -compuesta en gran medida por inmigrantes, a comienzos del siglo XX- se alineaba en el anarquismo y el socialismo; parte de este devino comunismo, tras la Revolución Rusa. Cuando la llegada del peronismo al gobierno en 1945, este se quedó con sus banderas. Realizó, en los hechos, las consignas de pan, vivienda y trabajo para todos. Concretó una fuerte mejora de condiciones laborales, el sábado de medio día de trabajo, el voto femenino. ¿Qué hicieron las izquierdas? Unos pocos de sus militantes se pasaron al peronismo. El resto fue renuente al nuevo movimiento; cuanto más este mejoraba la vida de los de abajo, más asumían que les quitaba su propia razón de ser. Por ello fueron más encarnizados y feroces en su ataque a aquel gobierno popular, que en el que hicieran a los liberales y de derecha, antipopulares y esclavizantes de la clase trabajadora.

Eso sí: los de abajo no olvidaron. La izquierda fue separada para siempre de los sectores populares argentinos. Estos no volvieron a admitirla: tuvieron claro que se habían portado como sus adversarios, en colusión con quienes les robaron los derechos y la alegría.

Saquen ustedes sus conclusiones para otras latitudes. No hay grandes núcleos indígenas en Argentina, pero en muchos otros países estos se asumen de izquierda. Y están colaborando a acorralar a gobiernos populares.

Ojalá sus organizaciones no repitan la historia de la izquierda argentina. Ni su triste designio golpista, que los llevó a ser abandonados como posibles artífices del destino histórico de los sectores populares. (O)

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