Es interesante estudiar la relación que hay entre la innovación y el crecimiento económico al nivel de las empresas, la industria y la nación.
Y si confrontamos a nuestros hacedores de las políticas públicas (acaban de lanzar una ley muy peculiar) surgen las preguntas: ¿Dónde encontramos a nuestros Google, Microsoft y Facebook ecuatorianos? ¿Será necesario generar nuestra propia versión de un “cholo” Silicon Valley que contiene el secreto de un modelo moderno de crecimiento diferente al modelo antiguo de hacer las cosas? Y la realidad es que a pesar de que estamos en pleno siglo 21, seguimos discutiendo acerca de la controversia del estado versus el mercado.
Mi percepción es que hay diferentes mecanismos para construir mercados en donde caben la iniciativa privada, sea mediante el dinámico capital “ángel” que financia el alto riesgo de emprendimientos innovadores, a los cuales los bancos tradicionales les tienen mucho temor; o por el otro lado, desarrollar políticas de comercialización exitosas que puedan traer esos grandes inventos e ideas a un entorno que todavía no está acostumbrado a ellas, por lo cual fracasan. A menudo se nos dice que el sector privado es mucho más innovador porque no se restringe a las convenciones sociopolíticas.
Pero, ¿qué tal si le dejamos al Estado que resuelva solo las pequeñas fallas del mercado, cuando hemos usado bienes públicos, para nuestro provecho? Le pedimos que nos deje producir, pero que el Estado se encargue de la contaminación. ¿Cómo es eso? Y claro, le pedimos al Estado financiar la infraestructura (aunque después reneguemos de su existencia), que construya escuelas, incluso la investigación básica porque es de público conocimiento que las empresas privadas no quieren invertir en eso.
Lo que el Estado ha invertido como financiación a las pequeñas empresas es muy importante, comparado con el capital de riesgo privado, a pesar de que esa ha sido una propuesta de campaña de candidatos que son líderes empresariales. Y esto se da puesto que el capital de riesgo es de muy corto plazo y se quiere resultados de 3 a 5 años.
La innovación es un proceso que lleva mucho más tiempo, de 15 a 20 años. Entonces, seamos realistas: es cierto que el sector privado hace mucho, pero el Estado siempre tiene que financiar la parte difícil y es algo que no es delegable, para lo cual necesita mucho dinero. (O)
