Imagine la siguiente situación: usted acude al metro para dirigirse a su trabajo, y encuentra una interminable fila de ciudadanos que no pueden usar pagos electrónicos con el celular para comprar su ticket. Tiene que salir del metro, ir por efectivo, pero se da cuenta que su banco ya no recibe transacciones del exterior, y sus proveedores no pueden hacerle llegar el dinero del mes. Enseguida, va al supermercado y lo ve casi vacío, porque las empresas importadoras no han podido comprar productos del resto del mundo. Luego, decide transferir algo de dinero a sus familiares fuera del país, pero se da cuenta que no puede hacerlo, debido a que su banco ha sido bloqueado por el sistema de comunicación financiera global. Decide huir, pero no puede. Su aerolínea nacional ha sido vetada del espacio aéreo de más de 26 países, y tiene que comprar tickets a mayor precio. Finalmente, no puede ver a sus deportistas favoritos competir en torneos internacionales, ni puede comprar acciones en empresas de bolsas extranjeras. Su vida ha sido aislada del sistema económico global, y ahora tiene que usar métodos alternativos poco explorados para sus transacciones económicas. ¿Qué haría usted?
Esta es la situación que viven (y vivirán en los próximos días) muchos ciudadanos de Rusia. Después de la invasión a Ucrania, Estados Unidos y la Unión Europea impusieron algunas sanciones económicas a la economía rusa. No es la primera vez que se usa esta herramienta. Más allá de los resultados económicos, las medidas pretenden lograr un cometido geopolítico: defender los intereses nacionales y los valores de occidente. En Rusia, los cinco bancos vetados del sistema SWIFT (VTB, Sovcombank OJSC, Sberbank, Novikombank, y Bank Otkritie) representan más del 60% de los activos del sistema bancario del país, y el bloqueo los excluye de recibir transferencias de más de 11.000 bancos de todo el mundo, que utilizan el sistema para poder transferir dinero, principalmente, por exportaciones e importaciones. Asimismo, empresas como Google y Apple han eliminado sus sistemas de pago electrónico del territorio ruso. De igual forma, se busca limitar al Banco Central de Rusia para usar sus reservas internacionales, y se ha prohibido a varios oligarcas rusos (todos amigos de Putin) la operación en mercados financieros europeos. Todas estas herramientas geoeconómicas tienen un solo objetivo: aislar a Putin del mundo, y hasta de sus propios ciudadanos. ¿Por qué?
Las estrategias geoeconómicas no solamente atacan a gobernantes de los países, sino a todos sus ciudadanos. Putin, además de enfrentar a la comunidad internacional de occidente, tendrá que afrontar una crisis financiera interna, acompañada de un incremento en el rechazo a su gestión. ¿Será eso suficiente para detener la amenaza que su autoritarismo significa para occidente?
